Aurelio Martín

LA COLUMNA

Aurelio Martín

Periodista


Año horrible

21/12/2020

Si hubiera que hacer un resumen del año político, al margen de la tragedia que se ha vivido, tanto personal como colectiva, que ha cambiado la vida a la mayoría, puede que sirva de ejemplo la última sesión del Congreso de los Diputados, irónicamente calificado de «porrusalda» por el portavoz de los nacionalistas vascos, Aitor Esteban, por ser un plato que tiene un poco de todo y al que cada cual le suele añadir algo nuevo.  Y, al final, de todo este totum revolutum hay pocas conclusiones que sacar, solo el virus del enfrentamiento y la ausencia de un debate político serio que tienda a buscar soluciones más allá del rédito electoral, incluso dentro de los socios de Gobierno, donde parece que el populismo se impone a la política de Estado, con una derecha fracturada mirándose constantemente de reojo y un centro en disolución. 
A estas alturas puede resultar ingenuo aquello de preguntarse por qué no es posible que se produzcan acuerdos en los temas importantes, dejando de un lado el espectáculo y la bronca que lo único que pone de manifiesto es que sus señorías no son personas de este mundo, viven alejadas de la calle y desconocen los problemas de los ciudadanos.  
Estamos viviendo una pandemia con unos efectos que no se habían conocido en un siglo, con la diferencia en número de afectados y de procedimientos asistenciales y de prevención, no en vano la ciencia ha avanzado, como hemos visto con la aparición de vacunas en tiempo récord, nunca antes se innovó tanto en este aspecto,  como ha ocurrido en los últimos ocho o diez meses.  Es el caso de las inmunizaciones basadas en RNA mensajero, bioseguras, según los expertos, pensadas hace mucho tiempo por el potencial que tienen y porque son muy inocuas y que, ante la necesidad,  se ha adelantado su salida, frente a las tradicionales de virus atenuado. Pues bien,  ni siquiera en esta crisis, que además de en la salud repercute en la economía, no se ha escuchado en nueve meses -más de 300 días desde que la OMS declaró la pandemia- un discurso unísono,  sino que se ha tratado de politizar hasta la última coma de los decretos.  
Con un cambio de tendencia generalizada en España que pone de relieve que se ha frenado el descenso de los contagios, a raíz del puente de la Inmaculada y la Constitución,  y un discurso y unas medidas troceado en 17 porciones, tantas como comunidades autónomas tenemos, lo único que cabe es la prudencia y la responsabilidad de todos, mientras que seguimos viendo cómo cuando vienen mal dadas nadie se atreve a poner el cascabel al gato y se van lanzando la pelota,  aunque primero se haya exigido un reparto de la responsabilidad y luego se reclame unidad de acción.
Al final, visto lo visto, vamos al mundo ideal, si fuéramos capaces, de mantener una convivencia pacífica y justa sin necesidad de que la ordene nadie con leyes y medidas coercitivas, lo que ocurre es que, igual que la clase política, hay muchas personas que tampoco están a la altura, somos seres imperfectos...