Antonio Álamo

Antonio Álamo


Alternativas

03/06/2021

El uso de las mascarillas y el indulto a los secesionistas catalanes son dos de los asuntos recientes que han generado cierto debate en la opinión pública. Más el segundo que el primero porque, si bien uno es de tipo sanitario y el otro está cargado de tintes políticos y ha despertado notable interés, lo cierto es que -a juzgar por las declaraciones de personalidades que en su momento tuvieron enormes responsabilidades en la gestión pública- queda claro cuál es el que más atracción suscita.
Sorprende, eso sí, el asunto de los indultos porque, termine como termine, tiene poco de novedoso y ha ocupado páginas y páginas de la prensa escrita gracias a personajes de las esferas financiera, militar, judicial, política, empresarial y otras más que en su momento lo recibieron. No hace falta citar nombres o las razones porque ambas listas serían largas, sobre todo si además se incorporan a ella las de algunos ciudadanos poco conocidos por la opinión pública. Pero están ahí para el recuerdo de todos y especialmente de quienes usen esta medida de gracia como arma arrojadiza. En cualquier caso, pugnas de este tipo no ayudan precisamente a tranquilizar el ambiente.
Y tampoco ayuda a tranquilizarlo el anuncio de que las mascarillas pueden pasar a mejor vida, es decir, a desaparecer provisionalmente de la vestimenta habitual, de la misma forma que desaparecen la bufanda y el abrigo cuando se acerca el verano. De momento, lo que ha trascendido a través de la prensa es que se barajan varias opciones sobre su retirada en determinadas circunstancias, pero no se ha adoptado decisión alguna. En cierto modo, las declaraciones conocidas sobre esta alternativa sanitaria empiezan a recordar mucho a aquellas del ministro de turno cuando se disparaban los rumores sobre el incremento de precio de los combustibles. «La gasolina no va a subir», decía. Al día siguiente los ciudadanos circulaban con los bolsillos bastante aligerados.
Con las mascarillas, sin embargo, las circunstancias son distintas porque aquella medida afectaba a la economía doméstica y esta otra va a tener repercusión en la salud de todos. Sería de agradecer, pues, que la decisión que se adopte, sea la que sea, se comunique con claridad y sin adornos.