Mariti Vela Prieta

Mariti Vela Prieta


Muerte y vida

05/04/2021

Cuando pierdes a un ser querido, aunque sea mayor, aunque sus facultads estén mermadas y solo sea su mirada el lucero que te sigue guiando e ilusionando para no perder la esperanza, lo consideras una pérdida irreparable. 
Cuesta hacerse a la idea, aun sabiendo que toda vida conduce irremediablemente a la muerte. Te hace caer en la cuenta, aunque otras muchas veces te lo hubieras cuestionado, que al vida es un regalo y que solo tenemos opción de vivirla una vez, que no hay posibilidad de repetición y que cada paso dado, en ese largo o corto camino, debe ser aprovechado al máximo, percibiendo la belleza,e l amor y el sufrimiento que se esconde en cada recodo como parte fundamental del viaje.
La muerte ha sido motivo de investigación en distintas ramas del saber: historia, medicina, arte, ciencia, religión o antropología. Todas han llegado a la conclusión de que la condición humana es finita y temporal, divagando, alguna de ellas, sobre la forma y manera de terminarla lo más rápido posible, quitándole sentido, incluso haciéndola apetecible o impuesta. 
La cultura del bienestar nos empuja a buscar la forma de vida más placentera, cerrando los ojos al sufrimiento de los demás, empujándoles al precipicio de la muerte si es preciso. 
Nunca deberíamos olvidar que estamos en la vida porque somos vida y debemos de seguir engendrando vida y no muerte. Así lo creyó y expresó  el neurólogo y psiquiatra austriaco Viktor Frankl,q ue sobrevivió en varios campos de concentración nazis, donde perdió a sus padres y a su mujer, en su libro El hombre en busca de sentido. En él expresa que cualquier persona en cualquier circunstancia, aunque sea de sufrimiento extremo, puede aferrarse a una razón para vivir.
Sentir la fuerza de la vida es lo que permite transitar la vida con sentido. No hay manera más apasionante de vivir que hacer la vida de los demás más llevadera y humana.