Julio César Izquierdo

Campos de Tierra

Julio César Izquierdo


Gervasio

20/08/2022

Buen amigo que ha venido a ver a Tiburcio. Anda un tanto apenado porque cada dos por tres tiene que ir restando personal de la lista. Ya quedamos pocos, suele repetirse con frecuencia. Están sentados a la puerta, de atardecido. Dicen que hay mosquitos, pero afirman que su sangre tiene vestigios de conquistas añejas y paracetamol en conserva. Si nos pican, mueren. Así que, seguro que apuestan por carnes más jóvenes y tiernas, dicen mientras ríen para sus adentros. Aunque sus miras siempre son hacia fuera. Son peculiares. En este rato bueno se están diciendo de todo menos guapo. Son así.  Y claro, como siempre, el tema de la Eusebia. Gervasio siempre le afea el gesto y la movida. Que le quitó la novia con malas artes para después quedar todo en aguas de borrajas. A lo que nuestro protagonista siempre se justifica diciendo que él nunca le robó nada. Que si acaso le hizo un favor. A saber, aunque si alguien escucha la conversación igual les mandan a realizar algún cursillo de estos modernos. Se lo comento y se rascan la frente, se miran, se colocan la boina (cada uno la suya) y se quedan en silencio. Uno, dos, tres minutos. Pasan unos vecinos y les despachan amables un ¡quia! El del pantalón corto era Marcelo, ¿no? Jodo, pues está muy desmejorado. Que ya es muy mayor, andará cerca de la jubilación, pero sigue de baja porque tiene artritis. Callan. Nosotros estamos mejor, apunta Tiburcio. Será por los bastones, contesta el otro. ¿Se llevan ahora para hacer deporte? Amén.

ARCHIVADO EN: Jubilación