Jesús Mateo Pinilla

Para bien y para mal

Jesús Mateo Pinilla


Contra el fraccionamiento social

07/03/2023

Tras casi desaparecer la lucha de clases entre pobres y ricos, por asimilaciones e igualaciones de unos con otros, el comunismo falto de lucha, debe provocar otros enfrentamientos para tener presencia social. Y se reconvierte en el comunismo bolivariano, siguiendo las directrices del sociólogo comunista Laclau, o del pequeño Errejón de Podemos que son lo mismo. Deben fragmentar la sociedad, con una pelea para ellos necesaria: la lucha de géneros.
Antes, sólo existían seres humanos con dos géneros, los ahora llamados binarios: hombre y mujer. Luego se subdividen: hombre hetero, gay, trans y lo similar en el género femenino. Con ello se separa a las personas, todas dignas de completo aprecio y respeto en nuevos paquetes excluyentes unos de otros. Categorías que solo sirven para el enfrentamiento social. Se ha roto la solicitada paridad.
El problema surge al final del camino, cuando haya paquetes de hecho separados y excluyentes; entonces y solo entonces, surgirá la integración y se demandará igualdad genérica biológica, con absoluto respeto de unos y otros. Al fin, lo que manda la Ley de Dios: «Amaros los unos a los otros». 
La corte suprema de Justicia, dada la enorme casuística, se regirá por la fuerza de la norma, de la costumbre positivizada, que dice: «Todos iguales ante la ley con sus agravantes o atenuantes».
La Ley de Derechos Humanos americana usa derechos universales, que abarcan a todos con la equidad que debe proceder de la justicia. Y tras esa igualación, perderán fuerza las perversiones del lenguaje: los binarismos, los grupúsculos… pero ya nos habrán enfrentado, rompiendo el modelo social existente desde la llamada «sociedad progresista» de Podemos y Sánchez 
El fraccionamiento social desaparecerá para crear una masa social única que nos cobije a todos. Habrá pasado tiempo en luchas estériles para dejar todo como estaba. Un viaje con demasiadas alforjas.
Esa es la nueva labor del Partido Popular, recomponer el roto del que también tiene parte de culpa por haber dejado movilizar la sociedad sin una visión de largo alcance, con lasitud, y sin la necesaria perspectiva.