Carmen Arroyo

La Quinta

Carmen Arroyo


Sorpresa agradable 

21/10/2021

Una tarde del verano pasado, me llamó por teléfono una persona muy conocida y a quien le tengo un gran afecto. Dentro de unos minutos, me dijo, paso por tu casa, quiero enseñarte algo. Esperé y, en efecto, poco tiempo después, llamaba a mi portero eléctrico. No voy a dar ningún nombre. No lo considero necesario. Eso es lo de menos para lo que deseo transmitir o contar en pocas palabras. Hablo de emociones, hablo de detalles que no son frecuentes y que, por eso, destaco. Sucede, a veces, que a lo largo de  los años, cuando menos lo esperas, alguien llama a tu puerta. Aunque no sea Navidad precisamente. ¿Recuerdan aquella canción de un producto muy acorde con la fecha que decía: Vuelve, a tu casa vuelve... por Navidad, o algo parecido?
Dicen que la empatía, si es compartida, hace doblemente felices a quienes de ella participan. Y a mí me ocurre con esa persona de la que, en esta columna, voy a hablar. Fueron muchos los años en los que la escuela fue mí fuente de vida, y digo fuente, porque de ella bebí, me llené y pude disfrutar cuanto de bueno tiene esta profesión. Tal vez supe transmitir ese mismo entusiasmo a mis hijos, y dos de ellos son profesores y sus cónyuges, también. Algo que me satisface enormemente. También entre mis alumnos hay ilusionados maestros de Educación Infantil. Yo sabía que, muchos años antes, le había dedicado una carta a una de mis alumnas, y que la amabilidad de una redactora de Diario Palentino permitió que fuese publicada. Recuerdo, también, porque estuve en casa de la abuela y me la enseñó con gran ilusión, enmarcada. La tenía muy a la vista encima de la mesa de su comedor... Lo que no hubiese esperado nunca es el detalle de la madre de aquella niña a la que sigo recordando con mucho cariño.
Hace unos pocos meses que murió la abuela, y su hija ha tenido la gentileza de desprenderse de algo muy valorado por su madre y traérmelo a casa porque quiere que yo lo conserve como recuerdo del aprecio que en su familia tienen hacia mí. Me conoce bien. Es un detalle que agradezco sinceramente y que me llega de una  persona realmente increíble. Me emocioné. Me ocurre cada vez que miro la carta colocada encima del piano en el que toco cada día un tiempo, siempre escaso, pues creo que  la música, al igual que la lectura de un buen libro, es algo que alivia del ajetreo diario y favorece la calma necesaria para seguir adelante sin sentir agobio por los mil y un quehaceres menos gratificantes, pero necesarios. Gracias amiga, por tu generosidad.

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