Editorial

La afición taurina, tradición con gran arraigo en Palencia

Diario Palentino
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Poco a poco han ido levantando cabeza, espoleados por las ganas de los aficionados de volver a disfrutar con corridas de toros y de rejones, novilladas, encierros y suelta de vaquillas

A estas alturas, y mal que les pese a quienes no quieren entenderlo, nadie pone en duda que la afición taurina está profundamente arraigada en este país llamado España, en la inmensa mayoría de sus territorios y en cientos de poblaciones, desde las capitales de provincia y las grandes urbes, a las localidades de menor tamaño. Palencia, por supuesto, no es una excepción y así lo demuestra el número de festejos que cada año organizan sus ayuntamientos, en algunos casos con la colaboración inexcusable de la Escuela Taurina, que día a día va dando sus frutos. La pandemia del coronavirus no solo trajo enfermedad, muertes, colapsos hospitalarios y restricciones en materia de seguridad y de salud, sino también una grave crisis económica, que afectó a la práctica totalidad de los sectores y, de forma especialmente significativa, al que engloba a ganaderos, toreros, apoderados, empresarios y promotores taurinos.

 Poco a poco han ido levantando cabeza, espoleados por las ganas de los aficionados de volver a disfrutar con corridas de toros y de rejones, novilladas, encierros y suelta de vaquillas. De ello dan fe las cifras barajadas en la provincia palentina el pasado año, que constituyeron el récord de los últimos cinco años: ochenta festejos taurinos, nada más y nada menos, con lo que ello supone de desembolso económico y de esfuerzo organizativo. Pero, como siempre, las demandas de los pueblos y de la capital, que no entienden unas fiestas sin toros, novillos o vaquillas, y el peso de la tradición, superaron todos los obstáculos y se alzaron con el éxito. 

Naturalmente, la mayoría fueron festejos populares -55-, dado que las llamadas corridas serias no están al alcance de todos los presupuestos. Sí las hubo en la capital, coincidiendo con los sanantolines, que ofertaron cinco a los aficionados, además de dos de las once clases prácticas que abanderó en toda la provincia esa Escuela Taurina que mantiene vivo el espíritu del toreo entre los más jóvenes. En total, fueron quince las localidades palentinas que incluyeron citas taurinas en sus fiestas. Por orden alfabético, Dueñas organizó cuatro festejos taurinos, Astudillo cinco, otro cinco Baltanás, uno Carrión de los Condes, cuatro Dueñas, dos Grijota, uno Guardo; en Herrera de Pisuerga tuvieron dos; la capital, como ya se ha dicho, siete (cinco corridas y dos clases prácticas), Paredes de Nava incluyó en su programa seis, Saldaña uno, Torquemada cuatro, Velilla del Río Carrión dos, otros dos Villada y siete Villarramiel, un pueblo que no entendería sus fiestas patronales sin unos encierros que atesoran más de cuatro siglos de antigüedad.

La vigencia de la tradición  queda, pues, patente y no necesita más explicaciones.