Jesús Mateo Pinilla

Para bien y para mal

Jesús Mateo Pinilla


Ojo tras las catalanas

16/03/2021

El independentismo sigue marcha como las bicis, a piñón fijo. Leguina me decía: «Esos no paran y nadie los parará». Zapatero pensó que dándoles el estatuto se conformarían, Bono lo advirtió: «No has arreglado nada José Luis, pusiste la piedra para saltar». Tras estas elecciones se ha vuelto a decir: no nos conformamos con un estado federal, donde al final por solidaridad hemos de ayudar a otros estados federales. ¡Para eso ya estamos en la España de las autonomías! La solidaridad, la ayuda de estados ricos a pobres no está suficientemente bien estudiada por los teóricos del Federalismo.
¿Cómo está, tras las elecciones, el reflejo de España en Catañuña? 
Comprobada queda la existencia de malestar generalizado, contra un gobierno que miente en el número de muertos, en uso y obtención de elementos protectores, Epis sanitarias, mascarillas, respiradores que nos roba Turquía de lo que no sabemos más… llegándose a despreciar medios porque provienen del dueño de Zara, supeditando la ideología a la enfermedad, lo contrario que con la España hostelera, donde se condena a los restaurantes porque la salud es lo primero. En Cataluña el socialismo se posterga. Queda de figurón de perfil.
Y España sigue cabreada, se machaca a Ciudadanos, porque con los débiles la guerra acaba pronto. Su función mediadora se pone en entredicho, de poco vale. Podemos catalán, encabrona más el ambiente. Fastidian los alquileres, turismo, la industria privada y hasta la banca, el dinero, que en Cataluña no se toca. 
A Alejandro Fernández la calle no le conocía, a pesar de su excelencia, insuficiente en elecciones. Comparémosle con Más, vendedor de sueños, o con el sibilino Puyol. Queda en nada. Una izquierda azuzada necesita oposición sin tibieza, sin títeres ni comedias, valiente, liderada bien o mal por una persona que sacuda, que no se amedrente y eso muestra Abascal. Y de cabeza de cartel fue un hombre moreno. No existe en ellos la homofobia del color, el racismo, contra lo que se dice.
El voto del PP, necesita más actividad callejera, más oposición visible, con posición clara, que no se esconda tras mascarillas sanitarias, un gobierno con redaños, lejos de la derechita cobarde. La tibieza no es moderación y mientras eso no se demuestre, se extrapolarán las catalanas.
Cataluña solo fue llamada de atención, hoy, tras las llamadas a censura, lo vemos.