Juanma Terceño

El hecho gastronómico

Juanma Terceño


Bonito del norte

10/08/2022

El bonito del norte significa para mí verano y mar Cantábrico. Su llegada en el mes de junio a los mostradores de las pescaderías cada año me anuncia las cercanas vacaciones y me provoca alegría y buen humor, activando las ganas de comer junto al mar. No me cansaré nunca de comer bonito en casi ninguna de las múltiples formas; desde su ventresca a la plancha o en parrilla, hasta los lomos encebollados, escabeches, guisos como el marmitako, en tomate o con pisto, en forma de albóndigas… salivando estoy sólo de pensarlo, así que hoy seguramente comeré bonito. En su mejor momento además, los cocineros aprecian más su consumo en julio y agosto, que es cuando están más grasos y, por tanto, más sabrosos.
Este pez significa también sostenibilidad, por su forma de pescarlo uno a uno y con caña, de junio a septiembre, que es cuando están por nuestras costas. Los pescadores deportivos tienen un buen entretenimiento con la pesca del bonito sin duda.
En cuanto a sus propiedades, es buena fuente de proteínas, potasio y fósforo, vitaminas de los grupos A, D y sobre todo B, y dentro de su bajo contenido en grasas contiene, como buen pescado azul, bastante Omega 3, así que ayuda a combatir colesterol y triglicéridos.
Cocinarlo requiere su mimo y atención, pues es fácil que a poco que nos pasemos de cocción le hagamos perder textura y jugosidad, pues se cocina muy rápido y es una pena que se pase de punto y se quede seco.
Y no debemos confundir el bonito con el atún claro, no son el mismo pez. El bonito es más sabroso, de textura más fina y de color más blanco. De hecho, la mayoría de las veces que vamos a comprar conservas compramos de atún claro y no de bonito, siendo el precio un factor que ayuda a diferenciarlos muy bien.

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