Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


La suerte del campeón y la ley de Murphy

21/06/2022

Es una expresión que suele utilizarse en el ámbito deportivo como demostración de que además de jugar bien, o cuando se juega mal, un plus de suerte puede ser determinante para lograr una victoria. Juan Manuel Moreno, el presidente de la Junta de Andalucía ahora en funciones ha obtenido una brillante mayoría absoluta, al que todo lo que podía salir bien le ha salido mejor. Por el contrario, al PSOE y a los dos partidos a su izquierda los votantes les han aplicado la ley de Murphy y todo lo que podía salir mal les ha resultado peor.

Juan Manuel Moreno Bonilla ha obtenido una mayoría absoluta de 58 escaños que no vaticinaba ninguna encuesta, ni tan siquiera la de los medios más proclives y por tanto podrá gobernar en solitario; ha logrado frenar la progresión de Vox que le amenazaba con su exigencia de entrar en el Gobierno regional; ha reincorporado íntegramente a los votantes de Ciudadanos a la casa común de la derecha y ya solo queda que los menos recalcitrantes de la ultraderecha vuelvan también al hogar familiar; se ha presentado como el paradigma del centrismo, la moderación y el continuismo y un millón y medio de andaluces se lo han comprado, y le han considerado merecedor del voto útil para que Macarena Olona no tuviera asiento en el Palacio de San Telmo. Como consecuencia de esto último el PP tiene ahora dos vías para elegir en su itinerario hacia La Moncloa, la que representa la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, que le guiña los ojos y asimila las políticas de la ultraderecha, o la de Juan Manuel Moreno que ha puesto pie en pared y da tranquilidad a su jefe Alberto Núñez Feijóo. 

Por el contrario, para los tres partidos de izquierda que concurrían a las elecciones los resultados no han podido ser más adversos: el PP ha conseguido que los andaluces pasaran página, tres años y medio después de los 37 años de gobierno socialista y han infligido al PSOE una derrota en su feudo que les ha hecho bajar del millón de votos; han perdido en todas las provincias, incluida Sevilla; la izquierda en su conjunto, y el PSOE en especial, no han logrado su primer objetivo que era movilizar a su electorado de forma masiva, su única tabla de salvación, porque el escaso dos por ciento de incremento de la participación con respecto a 2018 ha ido a parar a los partidos de la derecha; han vuelto a fallar con su estrategia del miedo a la ultraderecha, porque ha seguido aumentando sus votos; se ha venido abajo su estrategia de vincular al PP con Vox; el 'sanchismo' ha jugado a la contra de los intereses de los socialista andaluces; al proyecto de Yolanda Diaz se le ha hecho un roto en Andalucía donde han quedado en evidencia los problemas para la unida dela izquierda con su secuela de desmotivación, y el rumor de fondo en el PSOE sobre cómo afrontar los dos procesos electorales pendientes el próximo año y medio comienza ser un ruido incesante. Y en efecto, si el PSOE no tira, la izquierda se queda sin posibilidades.

Ahora a esperar que pase la resaca, la de los campeones que deben estudiar cuanto de su éxito depende de su gestión y cuanto de la suerte producto de los errores ajenos, y la resaca de los perdedores que deben modificar tácticas y estrategias tanto en Andalucía como a nivel nacional, dónde empieza una nueva contienda.