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Javier San Segundo

Ajo, guindilla... y limón

Javier San Segundo


TerraZismos (II)

20/05/2023

Como en las Mil y Una Noches, otros tantos trances se darán cita entre bandejas, veladores, reuniones y conversaciones. Unos tan gratos y placenteros, y no tanto los otros          tantos. 
Porque tender a la perfección es el objetivo, pero la humanidad es la realidad y, en ocasiones, acechar la paja en el ojo ajeno se torna sencillo y la viga en el propio complicado. Los tiempos de espera pueden vestirse de largo en un pret a porter fortuito donde el arte de la recepción, la sonrisa y la amabilidad pueden justificar con tino cualquier retraso, y la empatía abrigará los tirantes veraniegos en circunstancias de viento frío en el servicio.
La comunicación, interacción, profesionalidad, humildad y amabilidad con el cliente pueden llegar, incluso, a conformar un quinteto titular de fidelización cuando los errores, que haylos, puedan querer ser protagonistas no invitados. Ofrecer la convicción de rápida resolución de los mismos con el objetivo último de subsanar y agradar es el as escondido de la comprensión clientelar. Que no siempre funcionará, totalmente. Que encontraremos alguna incomprensión sin sentido, absolutamente. Pero que es la mejor manera, verdaderamente.
Y es aquí donde apelo a la bondad parroquiana. Porque el disfrute es el objetivo, casi siempre, más que la consumición en sí misma, y ha de prevalecer en todo momento aun en espacios imprevistos de conversación viuda de trago. 
Sin duda, la mise en place y las tareas organizativas obran como las mejores consejeras de un servicio del tirón. Y trabajar con rodamientos perfectamente engrasados desliza las comandas con orden y concierto para júbilo de ambas partes. Pero existen torceduras de tobillo hostelero inevitables, como en toda actividad. Y si no montamos en cólera en otros derroteros, les ruego seamos benévolos con quien nos atiende si benévolos son con nosotros.
El que espera, desespera. Pero no desesperemos al sol de verano con el cielo azul como decorado y los amigos y la familia como atrezzo de excepción en el escenario. Llegará el combinado que remate el pastel como guinda y el buen hacer del camarero como anfitrión.
A disfrutar de nuestras terrazas. Hay mucho sudor entre bambalinas para que la función nos compense el precio pagado. Y a desear que comience el siguiente pase.

ARCHIVADO EN: Arte, Verano, Conciertos