José Javier Terán

El rincón palentino

José Javier Terán


Tiempo de noviembre

02/11/2022


Ahora y de un tiempo para acá, cuando enfilamos ya el penúltimo mes del año, el mes de noviembre que, nada más nombrarlo, a una amplia generalidad de personas nos suena a flores, a Santos y a Difuntos por las festividades que acogen su primer y segundo día del mes, estamos asistiendo igualmente a un despliegue sumarísimo de elementos que las empresas productoras y suministradoras de los productos típicos de Navidad –léase tanto en el aspecto propio de la alimentación como en el de los juguetes para los más pequeños-, se están encargando de distribuir amplia y generosamente a todo lo largo y ancho de la geografía nacional, cuando en realidad la Navidad en sí está todavía un tanto lejana.
Es algo que se ha convertido ya en una especie de tradición adelantada y que no parece pueda dar un paso hacia atrás y plegarse a fechas más cercanas a la propia celebración navideña; antes al contrario, pareciera que de un tiempo a esta parte se hubiera producido una especie de competencia entre las distintas firmas comerciales por ver quién, entrado el otoño, adelanta más la puesta en los diferentes puntos de venta de los productos típicos y tradicionales de las fiestas navideñas; esto es, una especie de lucha virtual por ver quién consigue llevarse el gato al agua.
Y lo mismo viene a ocurrir con el aspecto externo de la ornamentación de las ciudades, en especial con sus luces de Navidad, donde parece haberse desatado una especie de pugna entre regidores municipales por ver quién alcanza mayor impacto y realce en sus luces y, de paso, las enciende más pronto cada año, alegando aspectos comerciales sobre todo.  Y como ejemplo, la ciudad de Vigo, cuyo alcalde parece haber hecho suya una máxima en este sentido y no duda en competir en vistosidad cada año con las grandes ciudades, no sólo de nuestro país, sino del planeta; haciendo de su inauguración un gran espectáculo mediático.    
Y aquí estamos todos nosotros, de la otra parte de la realidad, que vamos acogiendo –quizás al principio un poco a regañadientes-, lo que cada año se nos indica en este sentido y luego se hace ya tradición que, al año siguiente, comenzará aún antes.