Coincidiendo con la gran nevada que cubrió Madrid a primeros de año, me pareció oportuno el comentario que dejaba en una red social mi colaborador y amigo José Luis Medina Gallo desde Cervera de Pisuerga. La sociedad parece dislocada en muchos sentidos, y nos deja perplejos la campaña de un negacionista que, con un buen trozo de nieve en la mano, niega que aquello que muestra sea la nieve que a unos les divierte tanto y a otros tanto les vapulea; la nieve que todos conocemos, de la que todos hablamos. Vamos, que la nieve no es nieve y que nadie le va a convencer de lo contrario.
José Luis ha sido un hombre muy comprometido con su tierra. Se lo contaba yo a mi lista de difusión por medio de la cual envío cada mañana mis entradas del blog. Presidente fundador de la Asociación de Comercio e Industria y vicepresidente fundador de la Cruz Roja de Cervera, sabe cómo se las gasta el invierno, lo que mortifican los 130 kilómetros que nos separan de la capital y lo que necesitamos para luchar contra la distancia y la ventisca.
Claro que no estamos locos, amigo José Luis, pero somos los últimos de la fila desde que tenemos uso de razón. Llegamos a la ventanilla y vuelven a mandarnos a la cola hasta que llegue el representante que nos toca. Y así años y hasta siglos. Es una marginación que ya viene de lejos, un mal que se acentúa con el cierre de la Oficina de la Seguridad Social, con el apaño de la carretera que mencionaba el otro día. Un caso de dejadez y olvido al que parecen condenados todos los habitantes de esta tierra.
De la misma manera que han hecho oídos sordos siempre y les fue bien, saben que el aluvión de descontentos viene por rachas, que la tormenta pasa y que nunca nevó que no escampó, como decían en mi pueblo. Lo mejor es negar que nieve tanto, que la nieve sea tan mala, que aticemos la lumbre que alguien vendrá en algún momento a rescatarnos. Y procedan igual en el aspecto sanitario, en el viario, en el asistencial. Y ya pueden cambiar ustedes de gobierno, que esto seguirá igual. Nos niegan de continuo quienes debieran defendernos.