Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


La soledad de Sánchez

27/05/2022

La comparecencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sobre los dos escándalos de espionaje a través del sistema Pegassus, ha puesto de relieve la soledad en la que se encuentra Pedro Sánchez, por la falta de apoyo de los partidos de la oposición de derecha y de los que apoyan o participan del Gobierno. Si los primeros estaban interesados, sobre todo el PP, en saber qué consecuencias ha podido tener en la acción del Gobierno el espionaje a los teléfonos de los miembros del Gobierno; los segundos estaban interesados en saber si los independentistas catalanes lo habían sido por sus ideas y si los otros cuarenta espiados sin autorización judicial lo fueron víctimas de una parte del Estado profundo. 

Pero ni uno ni otros obtuvieron respuestas a sus demandas de información porque Sánchez no respondió a ninguna de las preguntas que le formularon los portavoces parlamentarios. Sánchez utilizó su intervención para tratar de recuperar el acuerdo con ERC y subrayar la necesidad de normalizar las relaciones con Cataluña. La apuesta por el diálogo en Cataluña y las críticas a la actuación del Partido Popular -"En el Gobierno, corrupción; en la oposición, crispación", dijo Sánchez-, fueron los ejes básicos de sus intervenciones aderezada por el anuncio de la elaboración de una nueva ley de secretos oficiales y otra que incremente el control judicial de las operaciones del Centro Nacional de Inteligencia. La respuesta del PP fue la solicitud de una reunión de la Comisión de Gastos Reservados para conocer la información del hackeo a los móviles del gobierno español.  

 La intervención de Pedro Sánchez no convenció a nadie. La ausencia de explicaciones llevó al portavoz parlamentario del PNV, Aitor Esteban a preguntar al jefe del Ejecutivo si conocía o no sabía si se estaba espiando a los independentistas catalanes. -"No sé qué me produce mayor desazón, que usted lo supiera o usted lo desconociera"-, y en el mismo sentido se manifestó el portavoz de En Comú Podems, Jaume Asens, que se preguntó si había un CNI controlado y otro CNI descontrolado. Pero Sánchez intentó desvincularse de cualquier conocimiento de las decisiones operativas del CNI, a pesar de que el presidente del Gobierno es la cúspide de la pirámide del servicio de inteligencia. Del espionaje a los teléfonos de los miembros del Gobierno dijo que la gran mayoría de los móviles infectados lo fueron "por actores desconocidos" completamente ajenos a la administración española, y con esa actitud elevó la desconfianza del PP, mientras que las peticiones de concreciones por parte de los partidos de izquierdas sobre el espionaje denunciado por Citizen Lab quedó en el limbo, a pesar de que en todo momento defendió la legalidad de las actuaciones del CNI. Y de paso volvió a elogiar el trabajo de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en Cataluña cuando varios grupos le exigieron que pidiera perdón por haber utilizado el término 'piolines' en una de las últimas sesiones de control al Gobierno.       

 La comparecencia de Pedro Sánchez ha dejado una sensación de déjà vu tanto por su intervención, elusiva sobre el motivo de su presencia en el Congreso, como por la reiteración de los logros de su gestión política y las arremetidas contra los partidos de la derecha por la deslegitimación de su gobierno, y el tono desabrido de la derecha en sus recriminaciones. Y los independentistas sin darle valor a sus explicaciones.