Cumplidas las festividades de la Navidad y concluida la Epifanía, cerramos esta primera semana de enero para descubrir la entrada a la realidad con la cuesta de enero cargada a la espalda. Muchos han regresado de vacaciones o de esa segunda vivienda en pueblos, porque después del trago amargo de confinamiento y la sexta ola ómicron ya nada es igual que antes, aunque nos empeñemos en retornar a la normalidad. Estamos aquí, sí, en una tierra que desnuda el hoy durante la noche para vestirlo de mañana. Con todo lo que existe en ese instante, algo que percibimos, pero seguimos sin saber cómo será este 2022. 
 El mundo pasa por una crisis vital y nos preguntamos: ¿Y si no tiene sentido volver a lo de antes? ¿Estamos ante un cambio social? Muchos son los que han retornado al medio rural, a esa España que dicen vaciada. Sí, vacía porque la industrialización y mecanización del campo originó el éxodo a las ciudades en la creencia de mejora social y económica. El vacío nos lleva al anglicismo 'reset', reiniciar una nueva existencia y ahora resulta que todos necesitan ese 'fas-forwar', un avance rápido. Cuando hemos abandonado con prisas el campo sin tener un plan B, ni nada para sustituirlo, nada alternativo para seguir en el medio rural, nada para resolver el escenario vacío agrario de tantos pueblos.
Ahora los progres destruyen los lazos con el campo; el ministro de Consumo, en un medio de comunicación extranjero, dice que exportamos carne de animales maltratados. Ignorancia y maldad sin ninguna razón, precisamente cuando los ganaderos son exquisitos en el cuidado de los animales. Creo que a los que hemos trabajado en el campo, criado y convivido con animales nos parece un insulto hablar de maltrato. De los campesinos que desde niños aprendimos a ordeñar vacas y ovejas -entonces no había máquinas- echar de comer a terneros, cerdos, gallinas, patos, caballos o mulos nadie pensó en maltrato, formaban parte de un todo en el corral familiar del medio rural. Ni en las cabalgatas nos acompañan los semovientes. El medio rural sólo cuenta para 'eco friendly' que anteponen al lobo sobre la oveja o la vaca.