50 días: una historia de autosuficiencia

A. Benito
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Beatriz Flamini, una madrileña que pretende recorrer Mongolia en solitario, ha colocado su tienda al lado del Espigüete con el objetivo de entrenar la supervivencia en montaña

50 días: una historia de autosuficiencia

¿Se imaginan pasar cincuenta días en el monte sin más compañía que uno mismo y afrontando el reto de vivir de manera autosuficiente?  No se trata, desde luego, de una aventura a la que pueda hacer frente todo el mundo. Se necesita preparación, física y mental, experiencia en montaña y, sobre todo, se precisa de una enorme motivación y de un compromiso férreo para no tirar la toalla a la primera de cambio.

Beatriz Flamini cuenta con todos esos ingredientes. Es una apasionada de la escalada y el montañismo, lleva años practicando la soledad y tiene un sueño por cumplir: recorrer a pie y en solitario más de 4.000 kilómetros por el territorio de Mongolia. Un proyecto para el que la joven está buscando financiación y patrocinadores, aunque ya cuenta con el apoyo de la marca Solo Climb, que se ha comprometido a donarle el material y la ropa necesaria para afrontar un reto que, de alguna forma, ya ha comenzado. 

Y es que Flamini lleva varios días explorando la Montaña Palentina, donde pretende pasar casi dos meses con el objetivo de entrenarse lo mejor posible para el viaje. Su hogar ahora es una tienda de campaña ubicada en un lugar cercano al Espigüete, a casi 2.000 metros de altura. Probablemente, a muchas personas les gustaría levantarse cada día viendo la cara norte de la que es una de las cimas más emblemáticas de Palencia, pero para disfrutar de dicha recompensa también hay que tener los arrestos suficientes para no flaquear ante las inclemencias meteorológicas, plantarle cara a la soledad y superar las dificultades ligadas a la supervivencia.

50 días: una historia de autosuficiencia50 días: una historia de autosuficienciaPortear los víveres y el material necesario para pasar 50 días en la Montaña Palentina fue durante las primeras jornadas el trabajo de Flamini, que ya ha superado la mitad de su reto. De hecho, hoy hace 26 días que se desconectó del mundo y se sumergió en el magnífico territorio de valles y cumbres que se extiende al norte de la provincia. Un lugar en el que nunca había estado pero que, a buen seguro, conocerá como la palma de su mano cuando finalice la aventura.

No obstante,  la maestra y montañera madrileña, que hace unos años decidió hacerle caso a su corazón y dedicarse por completo a la que siempre ha sido su gran pasión, ha optado por ampliar en un día su estancia en nuestro territorio. La culpa la tiene Jonathan Fernández, que en una de sus múltiples excursiones por la Montaña Palentina se animó a lanzarle un nuevo desafío a Beatriz: participar en uno de los programas que este vecino de Guardo y responsable de Puente Agudín realiza periódicamente para promocionar los valores naturales de la zona norte y la gastronomía de Palencia.

Cocina de Altura, que así se llama la iniciativa a través de la cual Fernández convierte los bellos rincones de la comarca montañesa en fogón de elaboración de los platos autóctonos más originales, fue hace unos días el motivo por el cual Flamini decidió hacer un pequeño inciso en su aventura y disfrutar de una suculenta comida en compañía de este y otros montañeros, que aprovecharon su salida al monte para compartir un rato con una mujer que, en todo momento, se mostró encantada de participar en la iniciativa. "Ya sé lo que voy a contestar cuando me pregunten por qué elegí  la Montaña Palentina para llevar a cabo este reto", comentó entre risas la joven.

50 días: una historia de autosuficiencia50 días: una historia de autosuficienciaA esa y a otras cuestiones tuvo que responder cuando se sometió no solo a las preguntas de Jonathan Fernández, sino también a las de muchas personas que después de saber que iba a ser la protagonista del Cocina de Altura del pasado 25 de mayo, no quisieron perder la oportunidad de entrevistarla y conocer a fondo la historia de una mujer cuya filosofía de vida puede resultar chocante para quienes no comprendan lo que es salirse de lo socialmente establecido.

EN EL LUGAR ADECUADO. "Soy feliz en la montaña. Estoy justo donde quiero estar, conociéndome a mí misma, mis fortalezas y mis debilidades, disfrutando de cielos y lugares increíbles. También paso frío, e incluso miedo cuando oigo algún gruñido y no sé qué animal es. Hay días que estoy cansada, pero todo lo demás compensa", confesó Beatriz Flamini al responsable de Puente Agudín. Esta también indicó que para hacerle frente a la soledad y "no perder el norte" dispone de un espejo y suele reflexionar en voz alta.

La también fotógrafa, que ya ha podido comprobar que en la Montaña Palentina no está sola, dado que ha visto a algunos animales y las huellas de otros, emplea su móvil como herramienta para documentar su aventura, pero también como instrumento de autoanálisis. De ahí que realice numerosos vídeos e instantáneas, algunos de los cuales se pueden ver en sus perfiles de Facebook e Instagram: Mongolia en Solitario. 

COCINA DE ALTURA. Lo que empezó siendo un divertido reto entre amigos ha acabado por convertirse en una original forma de promocionar la gastronomía palentina, los espectaculares paisajes que se extienden al norte de la provincia y a las personas que por ellos transitan.

Jonathan Fernández, vecino de Guardo y responsable de Puente Agudín, popular establecimiento ubicado en la zona de Cardaño de parada obligatoria para los montañeros que visitan la zona, es el impulsor y conductor de Cocina de Altura, un programa rodado en plena Montaña Palentina cuyos protagonistas son la comida, la naturaleza y la gente.

La iniciativa, pionera en la provincia, se ha ido perfeccionando con el paso del tiempo, de tal forma que gracias a una ayuda de Diputación y a la colaboración de Alex Cuesta, encargado de la parte técnica, Jonathan ha decidido profesionalizar un formato que nació hace, aproximadamente, un año.

Por el momento, el proyecto ya cuenta con perfiles en Facebook e Instagram donde se pueden ver algunos de los vídeos en los que las cimas más bellas sirven de fogón para elaborar suculentos platos. Sin embargo, la intención es proyectar a gran escala los programas cuando finalice su montaje.