Las bicis de Holanda llegan a Palencia

A. Benito
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Un proyecto promueve la movilidad sostenible y busca personas interesadas para traer un camión de bicicletas recicladas de Amsterdam

Las bicis de Holanda llegan a Palencia

Poder moverse en bicicleta de forma segura debería ser un derecho en cualquier parte del mundo. Esa es la filosofía que promueven Ana Castán y David Saiz Camarero con el proyecto Quiero una bici. Su objetivo es atraer a más gente y más diversa, «porque cuantas más personas utilicen este medio de transporte, más espacio se reconocerá para ellas». 

Las grandes aliadas en la materialización de esta gran meta son las bicicletas holandesas. «Ana, que vive en Amsterdam desde hace seis años, veía cómo la grúa retiraba bicis abandonadas de las calles de la ciudad. Muchas se encontraban en bastante buen estado y, por eso, investigó: el Ayuntamiento las vende en lotes a talleres, que las restaura y les da una segunda vida», explica Saiz. Y es que Holanda es el reino de las dos ruedas, hay más bicicletas que habitantes; lo que no todo el mundo sabe es que cada año se recogen decenas de miles. «El residuo que generan es tal que se ha creado un sistema de subastas para arreglarlas y revenderlas», continúa este burgalés, apasionado de la bici y de la sostenibilidad. 

Así, cuando el año pasado estos artículos empezaron a escasear en España a causa de la pandemia, Ana habló con David y ambos decidieron ponerse manos a la obra para que nadie se quedara sin bicicleta. En total, más de 100 bicis holandesas de segunda mano llegaron a Burgos, Valladolid, Valencia y Madrid. «En esta segunda edición, varios palentinos que tuvieron noticia del proyecto ya se han unido, pero nos gustaría conseguir más gente para poder desembarcar con la furgoneta llena de bicis en Palencia», indican Saiz y Castán. «El año pasado, el proyecto fue posible gracias a la confianza depositada en nosotros por todas esas personas que esperaron con ilusión a que llegara su bicicleta. Y el recibimiento del camión fue una experiencia tan bonita que nos ha empujado a meternos otra vez en el jaleo», añaden.

Las bicis de Holanda llegan a PalenciaLas bicis de Holanda llegan a PalenciaEl proceso es sencillo: al ser adquiridas en un lote grante y llenar el camión que las transporta, se consigue reducir muchísimo el coste y por eso son tan asequibles. Para participar se hace una reserva de 30 euros y, si el proyecto llega a los 100 interesados, se paga el resto de la bicicleta. El precio total son 165 euros, incluido el transporte hasta España, y dependiendo del número de bicicletas que se reserven en cada ciudad, habrá un gasto del transporte en furgoneta de entre 15 y 25 euros.

Tal y como explican los impulsores de este proyecto, «la bicicleta holandesa es única por sus características, que la hacen cómoda y segura». Cuenta con un freno contrapedal, es decir, la bici se frena pedaleando hacia atrás y como no hay cables es el freno tiene menos necesidad de mantenimiento. El manillar permite una posición más vertical y la marcha es única, ideal para entornos planos. Además, lleva un cubrecadenas para que los usuarios no se manchen de grasa el pantalón y un guardabarros que impide las salpicaduras de barro en caso de lluvia. Finalmente, cuenta con un portabultos que hace que con unas gomas o comprando unas alforjas, la bici se pueda usar para llevar la compra o cualquier otra cosa. 

«Creemos que un buen primer paso para promover el uso de la bicicleta en los desplazamientos es borrar de la mente colectiva el prototipo de ciclista habitual: un hombre de aspecto deportista conduciendo una bicicleta cara y rápida. En Holanda, el 80% de la población se mueve en bici, pero nadie se siente ciclista. La forma de nuestra amada bicicleta holandesa hace que la postura sea erguida y resulte comodísima.Además, el ritmo es más natural y se elimina esa sensación de velocidad al llevar la cabeza elevada. Esta característica también amplia tu campo de visión y te hace más visible para otros, lo que aumenta tu seguridad», señalan Castán y Saiz. 

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Por otro lado, el funcionamiento es tan sencillo que lo único que puede pasar es que se pinche una rueda. Y,por su aspecto, si hay que aparcarla en la calle no corre tanto peligro de robo coomo otras bicis caras y chillonas. «Honestamente creemos que, como este tipo de bicicletas se fabrican en poca medida en España porque el sector no apoya en exceso la movilidad urbana, tenemos que traerlas desde Holanda para animar a la gente a usarlas en sus desplazamientos. Y si encima damos una segunda vida a un bien que se convertiría en un residuo del que es difícil deshacerse, pues esto que le ahorramos a nuestro querido planeta», concluyen los impulsores del proyecto. Toda la información en quierounabici.eu.