Editorial

Primer año de aprovechamiento óptimo en el Lecrác

DP
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Sería deseable que los proyectos no se dilataran tanto, aunque al menos este tiene final feliz

No es la única dotación pública de la capital palentina que se ha visto envuelta en problemas a la hora no tanto de echar a andar como de funcionar a pleno rendimiento. A diferencia del tantas veces anunciado, retrasado, modificado y parado centro de exposiciones y congresos de La Tejera, cuya materialización seguimos esperando, el centro cultural Lecrác se terminó a finales de 2011 y, de hecho, la obra fue recepcionada por el Ayuntamiento el 2 de diciembre de aquel año, pero por registro ya que este denunció deficiencias, sobre todo en las cubiertas, que carecían de impermeabilización, de forma que en tanto se arreglabla o no el entuerto, tardó un tiempo en abrir al público. Fue en junio de 2014, pero los problemas no acabaron ahí. Se sucedían las goteras cada vez que llovía, era preciso echar mano de cubos para recoger el agua que se filtraba al interior y resultaba difícil controlar la temperatura, que no era homogénea en todo el edificio por el efecto invernadero derivado del cristal que lo recubría. Para colmo, un diseño incorrecto de las instalaciones impedía desmontar el techo y acceder a los sistemas de climatización y extracción de aire. Con tales hándicaps era imposible conseguir un uso, no ya óptimo, sino mínimamente razonable de la dotación. Una lástima todo ese tiempo perdido y plagado, por otra parte, de críticas ciudadanas, la mayoría de ellas razonadas.

Fue en marzo de 2021 cuando una empresa se encargó de mejorar la estanqueidad, la seguridad y la accesibilidad de las cubiertas. El arreglo de las escayolas dañadas, el equipamiento de sus más de 3.900 metros cuadrados, el traslado del servicio municipal de Cultura, Turismo y Fiestas y, como broche final, la habilitación de la gran biblioteca de la zona sur de la ciudad, agrupando las existentes con anterioridad en los centros sociales Miguel de Unamuno y Avenida de Madrid, y el más que útil complemento de varias salas de estudio, hicieron por fin del Lecrác el espacio cultural al que aspiraba el Consistorio y un buen número de vecinos. Incluso los que habían criticado el diseño, el planteamiento constructivo y hasta la finalidad. Dan fe de ello los de más 65.000 ciudadanos que han pasado por allí en lo que puede considerarse su primer año completo a pleno rendimiento y 112 las actividades que ha acogido, desde charlas y teatro, a proyecciones audiovisuales, exposiciones, talleres o cursos.

Los usuarios habituales están ahora satisfechos de su funcionamiento, sobre todo quienes lo conocen desde el principio y han sufrido las consecuencias de las deficiencias iniciales. Ahora acuden con ganas y sienten que es esa casa para la formación y el ocio que necesitaban los barrios del sur. Han hecho falta diez años y más de 10 millones de euros, pero es útil y mejora de manera significativa una zona que carecía de espacios así. Sería deseable que los proyectos no se enquistaran, aunque si al menos tienen una conclusión feliz, habrá que dar por buenos sus avatares.