Armas cristianas contra la adversidad

J. Benito Iglesias
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El obispo apela en la festividad del patrono a «la pelea espiritual frente al egoísmo, la injusticia o la falta de solidaridad»

Armas cristianas contra la adversidad

Era un día grande para los palentinos y se honró al patrono, San Antolín, como merecía la ocasión en una jornada soleada y con una temperatura agradable. Sin misa en el altar mayor de la nave central desde 2018 -en los últimos tres años las obras de la seo y la pandemia lo impidieron y en esta ocasión fue el montaje de la muestra Renacer- el obispo, Manuel Herrero, se dirigió a los fieles en el trascoro acompañado de 21 sacerdotes y el emérito de Tarija (Bolivia), Javier del Río, residente en la ciudad.  La Coral Vaccea puso el atractivo musical con sus afinadas voces.

La puerta de San Antolín, cercana al río, fue el único acceso a la catedral, donde se dieron cita 650 personas sentadas -algunas siguiéndola a través de La 8 Palencia en una pantalla gigante con comentarios del responsable de comunicación de la Diócesis, Txomin Pérez-, en torno a un centenar de pie y otras 200 en el exterior. Allí, un sacerdote salió a entregar la comunión al final de la misa a muchos feligreses.

En el transcurso de la homilía, Manuel Herrero apeló a la intercesión de San Antolín «teniéndole a él como modelo, porque peleó el combate de la fe hasta derramar su sangre», para poder , como Jesús, «pelear, con las armas cristianas» contra las adversidades que presenta el día a día.  «La adversidad está ahí. Podemos cerrar los ojos, como el avestruz, y mirar para otro lado; podemos soportar la situación estoicamente; podemos no hacerlo porque no somos de piedra; pero podemos hacerlo como cristianos, pelear, no de cualquier manera, sino por amor», dijo.

Armas cristianas contra la adversidadArmas cristianas contra la adversidadAdemás, el prelado señaló que se trata de «una pelea espiritual, no de ninguna cruzada, no contra hombres y mujeres, sino contra el mal, que no está sólo fuera de nosotros, en las estructuras de pecado, sino en nosotros mismos, el egoísmo, el afán de poseer, la injusticia, la falta de solidaridad y fraternidad».

No obstante, en su alocución se refirió a las «ganas de fiesta» y explicó que las ha visto en la ciudad y en las celebraciones de pueblos de la Diócesis. «Eso es bueno. Estamos hechos para la vida feliz y festiva, no para la pandemia, la muerte, las angustias, las guerras, los sustos económicos, políticos y sociales por los que atravesamos», aseveró.

Finalmente,  Manuel Herrero puso el ejemplo de San Antolín. «Se le representa con el libro del Evangelio en la mano. Esta es el arma que debemos blandir: una misión suya, como diácono, es anunciar, predicar el Evangelio. También es nuestra. Necesitamos anunciar el Evangelio como San Antolín, para dar a los hombres y mujeres de hoy la alegría de la fe», agregó.

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Armas cristianas contra la adversidad - Foto: Sara Muniosguren
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Armas cristianas contra la adversidad - Foto: Sara Muniosguren

Al finalizar la eucaristía en honor al patrono, el obispo repartió en el claustro -ya que la cripta tiene humedades y su tamaño y a la falta de distancia prudencial por la covid dificulta todo aún más- el agua bendita como manda la tradición y al que se atribuyen propiedades curativas. Primero lo recibieron las autoridades y después cientos de palentinos en un pequeño vaso. Antes y después de la misa, el desfile de gigantes, cabezudos, maceros, autoridades y peñas festivas se retomó tras dos años de ausencia por la covid-19, con ida y vuelta hasta la plaza Mayor. Milles de palentinos hicieron de séquito acompañante en el recorrido. Después, la fiesta siguió en la calle y bares y restaurantes lo agradecieron, como lo llevan haciendo durante varios días de fiesta.