Orgullo terracampino

Jesús Hoyos
-

Amante de la fotografía, le gusta descubrir nuevos rincones con su gente. Apasionada de su comarca, la educadora social Laura de la Iglesia no deja de lado la capital y el norte de la provincia. Hoy comparte con 'DP' sus diez lugares favoritos

Laura de la Iglesia en el castillo de Torremormojón, uno de sus lugares favoritos, con el pueblo al fondo.

PASIONES Su mayor pasión es viajar, descubrir y, sobre todo, estar rodeada de los suyos. Le encanta conocer gente nueva y disfruta muchísimo con la fotografía. Cada vez que tiene un momento libre, se escapa y vuela.

TRAYECTORIA Doctora en Ciencias de la Educación por la Universidad de Valladolid, actualmente compagina su trabajo como educadora social en el Colectivo para el Desarrollo Rural (CDR) de Tierra de Campos, con sus clases como profesora asociada en la Facultad de Educación de Palencia.

 

1.Castillo de Torremormojón. «Palencia está llena de rincones ocultos que pocas personas conocen. A lo largo de mi vida he pasado millones de veces por este pueblo, pero veía las ruinas de su castillo y nunca me detuve a pensar que podría ser un lugar tan interesante. Un día, por recomendación de una amiga, paré y aluciné. Un lugar desde donde se puede disfrutar, además, de una panorámica estupenda de los campos de Castilla. Primavera es el mejor momento para ir. Durante esta estación, los colores de los campos no tienen desperdicio».


2.Castillo de Belmonte de Campos. «Como buena terracampina que soy, no puedo dejar de recomendar un tesoro ya pegadito a la provincia de Valladolid, el castillo de Belmonte de Campos. Un pequeño municipio de menos de 40 habitantes que ha sabido conservar su más preciado tesoro, una fortaleza bajomedieval que ha resistido al paso del tiempo y que actualmente se encuentra en rehabilitación gracias a la insistencia de los vecinos del pueblo quienes, de muy buena gana, acceden a realizar visitas guiadas al interior del mismo».


3.Ampudia. «Sin salir de la comarca de Tierra de Campos, otro pueblo que no tiene ningún desperdicio es Ampudia. De él destaco sus calles porticadas de aire medieval, la colegiata de San Miguel -con su majestuosa torre que recibe el sobrenombre de La Giralda de Campos- y, por supuesto, su imponente castillo del siglo XV que, aunque en la actualidad es un recinto de propiedad privada, se puede visitar».


4.Ruesga y embalse de Cervera de Pisuerga. «En Ruesga se ha parado el tiempo. Una aldea muy pequeñita al lado de Cervera de Pisuerga que se encuentra completamente integrada en la naturaleza. Aquí, el único ruido que se escucha es el de la berrea en septiembre. Justo al lado del pueblo se puede acceder andando al embalse de Cervera, un área genial para el descanso, el paseo y, por supuesto, el contacto con la naturaleza. El embalse tiene también unas vistas espectaculares desde el parador, que ofrece una forma diferente de admirar el lugar».


5.Las Tuerces. «Los caprichos de la naturaleza regalaron a Palencia este espacio natural que me encanta. La primera vez que fui a Las Tuerces lo hice con una excursión de la universidad. El recuerdo era bonito y especial, pero, más tarde, regresé simplemente a pasear y sacar fotos y quedé completamente prendada. Pasear entre sus laberínticas formas es una delicia que se completa con la fantástica vista panorámica del Cañón de la Horadada».


6.Castillo de Aguilar de Campoo. «Bien cerquita de las Tuerces y sin salir del norte palentino, otra localidad que engancha, y no solo por sus galletas, es Aguilar de Campoo. El pueblo no tiene desperdicio y pasear por sus calles es una maravilla, sobre todo las que discurren cerca del río Pisuerga. El castillo medieval que corona la localidad se puede visitar y, por supuesto, cuando vas no puedes dejar de ir al embalse. En cualquier estación del año, siempre hay algo que hacer allí: tomar el sol, refrescarte, piragüismo, senderismo... No pasa indiferente para nadie».


7.Villa romana La Olmeda.  «Cuando la profesora anunciaba excursión era todo un acontecimiento. Que te llevaran allí era un regalo que no siempre con esa edad se aprecia del todo. Ahora bien, si en mi recuerdo se guardan las dos visitas a este enclave después de tanto tiempo, por algo es. Pedrosa de la Vega tiene un tesoro. Cerca de Saldaña se encuentra este gran yacimiento arqueológico, esta mansión del siglo IV aC que, como si de una máquina del tiempo se tratara, te hace girar hacia atrás para caer en a la época de los romanos».


8.Monte El Viejo. «Es domingo, la casa huele a tortilla de patata y filetes empanados, las neveras están listas y las mesas y sillas de camping preparadas en el recibidor. Todo hace indicar que hoy subimos a comer al monte. Genial. Es un lugar increíble al lado de la capital. Tiene de todo: lugares de recreo, preciosos senderos para pasear y lo que más llama la atención a todo el mundo, los ciervos. Pasar un día aquí con familia y amistades es un regalo».


9.Parque de la Huerta de Guadián. «No se me ocurre un lugar mejor para pasar las calurosas tardes de verano. En mi infancia lo mejor del parque eran los columpios, pero ahora de lo que disfruto más es de su gran sombrilla de árboles de todo tipo: castaños, olmos, robles, cedros, abetos… Y lo mejor de todo, este parque alberga la ermita de San Juan Bautista, una auténtica maravilla del románico palentino traída piedra a piedra desde Villanueva del Río Pisuerga, una localidad de la Montaña Palentina que quedó sumergida por las aguas del embalse de Aguilar».


10.La Mejillonera. «¿Aprieta el hambre? Pues no cabe dudas, a la Meji. Con un poco de suerte encontramos un sitio y si no, me lo llevo. Indispensable. Un clásico. Calamares, mejillones y patatas, todo muy bravo».