Y el fútbol lució su cara más sencilla

Diego Izco (SPC)
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Las explicaciones imposibles de lo sucedido en aquellas tres noches mágicas del Bernabéu se despejaron:finalmente ganó el equipo que tenía al mejor delantero... y al mejor portero

Y el fútbol lució su cara más sencilla - Foto: FRIEDEMANN VOGEL

Unas veces el fútbol es inexplicable y otras todo lo contrario: resulta cristalino, asequible incluso para uno de esos niños que acaban de asomarse al gran circo donde todo tiene que ser sencillo para que incluso ellos, los más inocentes, capten el mensaje. El Real Madrid ha combinado lo inexplicable con lo más terrenal: si tienes al mejor portero y al mejor delantero disparas tus posibilidades de éxito. Lo ocurrido en la final fue el enésimo 'milagro' merengue en esta Champions hermosa y disparatada: el Liverpool disparó 23 veces y no marcó ninguna; el Real Madrid, solo tres… y marcó dos (una de ellas fue anulada). Pero se explica mucho mejor que lo sucedido en aquellas noches mágicas del Bernabéu, donde lo que pasaba respondía casi a la mística. Al final del camino, entregada la copa, ganó el que tenía a Benzema (15 goles) y a Courtois (61 paradas). Poco más se puede decir... 


Porterazo

Thibaut Courtois fue el hombre de la noche y, quizás, el jugador más determinante del campeonato. Terminó la final con nueve paradas, dos de ellas (una ante Mané, con la pelota estrellada en el palo; otra ante Salah, metiendo el brazo derecho en un tiro envenenado) sencillamente espectaculares. El belga termina la Champions con esas 61 intervenciones… un dato que por sí solo no dice mucho, pero que puesto en contexto asombra: es el primero en el 'ranking', y el segundo (Rulli, del Villarreal) alcanza las 41, el tercero (Vlachodimos, del Benfica) 38, etcétera. Para salir vivo y campeón de un bombardeo así no te basta con un muy buen portero: necesitas al mejor del mundo. 


Cuatro derrotas

El 28 de septiembre del pasado año (ahora que ya conocemos el nombre del ganador, se puede decir así) el fútbol gastó una de las bromas más pesadas en su historia reciente:el Sheriff de Tiraspol ganaba por 1-2 en el Bernabéu. El equivalente a que Fernando Alonso gane un Gran Premio a los mandos de un Renault Kangoo. Fue la primera de las cuatro derrotas que ha sufrido el campeón, cuarta vez en la historia que el encargado de levantar la copa pierde tantos encuentros. Hay que tener en cuenta la dureza del camino en las eliminatorias... y que un puñado de colegas en Transnistria hoy pueden decir que «ganamos al mejor en su estadio». 


Lo más destacado

Como la enumeración ya empezó en el subtítulo con Courtois y Benzema, cabrían los duelos PSG-City de la primera fase, con una victoria por cabeza; la exhibición sin premio de Mbappé ante el Real Madrid, que por momentos fue abusiva;volver a descubrir a Darwin Núñez (Benfica), heredero directo de Suárez y Cavani; el funcionamiento de la máquina 'Red Bull' en los descubrimientos de Nkunku (Leipzig) o Adeyemi (Salzburgo);la maquinaria del Bayern a pleno rendimiento en la primera fase: pleno de victorias con 22 goles a favor y tres en contra... aunque luego se estancase;el fútbol de Kevin de Bruyne en varios momentos de la liguilla, en el 5-0 ante el Sporting y en muchas fases de las semifinales ante el Real Madrid;el ejercicio de supervivencia del Villarreal ante el Bayern (encajando un solo gol en 45 disparos) y su bello suicidio ante el Liverpool, desfondándose, en la primera mitad de las semifinales;y un puñado de nombres propios que marcaron la competición:Rodrygo, Lewandowski, Vinícius, Luis Díaz, Salah, Bernardo Silva, Mahrez, Rüdiger... 


Y lo peor

El Barça, por méritos propios, sería el primer señalado. No el único:decepcionaron dos paisanos más, Atlético y Sevilla, con un fútbol demasiado defensivo para las exigencias del nuevo guion futbolístico, el que dibuja duelos vertiginosos. Y hay que señalar hacia París, sí, y el déficit en el control de acceso de muchos aficionados del Liverpool:una vergüenza que ha quedado minimizada por el éxito merengue, pero que debería preocupar en una ciudad que, en dos años, acogerá los Juegos.