Vuelve la música en vivo

Agencias-SPC
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Loquillo sube el telón de los conciertos en nueva normalidad con un recital benéfico con aforo limitado en un Wizink Center acondicionado para garantizar la distancia social

Vuelve la música en vivo - Foto: Luca Piergiovanni

Había muchas ganas de música y de rock and roll después de más de tres meses y medio sin conciertos a causa de la pandemia, pero ayer se conjugaron los astros para que España vibrase, ante 1.700 elegidos, con el sonido en directo de Loquillo en el primer gran concierto con público asistente.

Tuvo que ser el incombustible rockero, vestido de riguroso negro, quien abrió las puertas del Wizink Center de Madrid a la nueva normalidad, en un concierto con aforo limitado que se retransmitió también en streaming. Solo se ocuparon 1.700 localidades -todas sentadas- de las 17.000 totales, garantizando una separación de dos metros y medio. 

Las entradas presenciales tuvieron un precio de 30 euros y las que permitieron seguir la retransmisión en directo,  ocho euros. El dinero recaudado tendrá un fin benéfico y se destinará a la Fundación Banco de Alimentos de Madrid. 

El de Loquillo fue el primer concierto con público no solo en el Wizink Center, sino en cualquier centro de semejantes dimensiones en España, desde el cierre temporal provocado por la pandemia y el estado de alarma.

El cantante catalán señaló en las fechas previas al evento que este concierto «es el más importante de nuestras vidas» porque «recuperamos el espacio ciudadano que es de todos y también porque participamos de una campaña de solidaridad con el Banco de Alimentos. No podemos olvidar que hay miles de familias pasando hambre. Hay que dar lo mejor que tenemos», destacó en un medio de tirada nacional. 

Los preliminares al concierto se desarrollaron con normalidad y sin aglomeraciones. Los accesos fueron fluidos y sin colas, con más puertas abiertas que nunca, alfombras a la entrada para desinfectar zapatos y puestos con gel hidroalcohólico cada pocos metros, además de la obligación de llevar la mascarilla hasta la butaca asignada.

Bajo estas circunstancias, Loquillo salió al escenario puntual junto a su banda a las 21,30 horas para brindar si no sus versos más emblemáticos, esta vez sí los más pertinentes: «Solo hay un secreto que me lleva hasta aquí / Que ha muerto el silencio en las calles de Madrid».

Quizás solo él, sus canciones, su temple y su ego a prueba de balas podían sobreponerse a un patio de butacas forzosamente despoblado para calentar una cita que a priori parecía un ensayo y convertirla en un triunfo de la supervivencia de la música en vivo, de nuevo a tope de vatios, luces y aplausos.

«No sería humano si no dijera que la emoción es tremenda. Durante estos meses todos hemos perdido a gente, a familiares y amigos que no volverán pero que estarán siempre en nuestros corazones», destacó un Loco tocado que quiso acordarse especialmente de Almudena Sánchez y David Gistau con El rompeolas.

No quiso irse sin hablar «alto y claro a favor de este oficio, de todos los artistas, músicos y técnicos, de profesionales y promotores que merecen algo más», y de ratificar una vez más su amor por esta ciudad que se ha subido sin dudarlo a su Cadillac solitario como gran colofón.