Santoyo no forma parte del Cerrato por centímetros; la linde comarcal está en su aledaña Astudillo. Por eso comparte costumbres y usos, como por ejemplo la quema del Pipote (como en la cercana Valdeolmillos), o las características de las cofradías.
Desde la cofradía más importante de esta localidad, la de San Isidro Labrador, se han puesto en contacto con quien esto firma aportando interesantísimos datos. A escasas fechas de la celebración de su patrón, procede relatarlos. Aunque no sean Cerrato.
Creada en 1798, esta cofradía se rige por un decálogo de normas denominado La Regla. Este código sería rasgado por las tropas napoleónicas en la denominada francesada, y posteriormente reescrito.
La ReglaLos 10 artículos que componen este singular código regulan la vida de la cofradía en algunas cuestiones tales como:
Número máximo de cofrades: 40. Este límite originó en otros tiempos una muy nutrida lista de espera, en la que tenían preferencia los hijos de cofrades, entre ellos los casados sobre los solteros, mayores de 30 años, y si aún así había más candidatos, el ingreso se decidía por sorteo.
Actualmente no tienen problema de admisión, pues apenas una decena de personas conforman la cofradía, y la elevada edad de algunos de ellos ha llevado a crear la figura de Hermano Mayor de Cofradía a la que acogerse los cofrades mayores de 75 años, quedando con ello exentos del cumplimiento de las obligaciones ordinarias que como cofrades tenían.
La ReglaPerfil obligado de los cofrades: personas buenas, pacíficas y beneméritas.
Vestimenta: capa, sombrero y corbatín.
Reuniones: cuatro al año. La principal el 14 de mayo, víspera de San Isidro, en la que se aprueban las cuentas y se renuevan los cargos. Por la tarde celebraban La Tortilleja, merienda en la que cada cofrade llevaba una tortilla y además los mayordomos aportaban como mínimo un azumbre de vino. Cada cofrade envuelve un trozo de tortilla en una servilleta y se la da a los nietos para que se lo lleven a la abuela. Después de merendar realizan una hoguera con manojos de sarmiento que el Llamador, ayudado por la chavalería del pueblo, recoge en los domicilios de los cofrades. Mientras la hoguera prende se ofrece pan, vino y queso a las personas congregadas, que practican la denominada Cachetina: abrazos y palmadas en la espalda; misma cachetada que la que se ofrecen los alcaldes (de la cofradía) entrante y saliente cuando se traspasan la vara de mando junto al Pórtico del Patriarca de la iglesia a la entrada de la Misa Mayor.
La Regla también recoge las disposiciones relativas a derechos y obligaciones de los cofrades, con las multas aplicables a los que mantuvieran comportamientos sancionables.
Entre estos comportamientos sancionables se cita no alumbrar al Santo, no asistir a los oficios religiosos, no vestir con la decencia debida, o los considerados más graves como propasarse inquietando en las Juntas, no pagar las cuotas o sacar el ganado de labranza para trabajar el día de San Isidro. Las multas por estos comportamientos se cuantificaban en cuarterones o libras de cera, o dinerarias en moneda de cada época, y las consideradas más graves eran sancionadas con el borrado de la lista y la expulsión de la Hermandad.
Los cargos y oficios también están contemplados en La Regla. Alcaldes, mayordomos, escribiente, secretario, llevadores del Santo o enterradores. Estos últimos velaban y trasladaban a los difuntos al cementerio cuando carecía de familiares que lo hicieran.
Un cargo anteriormente desempeñado por personas ajenas a la cofradía (aunque expuestos a sanciones si descuidaban sus obligaciones) y que llevaba remuneración, era el de Llamador, encargado de llamar con la esquila o con la tambora a vísperas y a las misas por los cofrades fallecidos, poner el asiento para los Alcaldes en la Iglesia, amenizar actividades como la quema del Pipote, la hoguera o el denominado Paseíllo de Vítores. Actualmente este cargo lo ejercen cofrades.
Aunque algunos preceptos de La Regla han sido modificados en varias ocasiones para adaptarlos a los cambios sociales, han mantenido lo básico a lo largo del tiempo. Este año sí sufrirá una modificación de más calado, para incorporar a las mujeres en igualdad de condiciones que los hombres en derechos y obligaciones. Hasta ahora su presencia y participación siempre estaba supeditada a su condición de esposas de cofrades.
Como su nombre indica, esta cofradía honra a San Isidro, patrón de los agricultores. El día de San Isidro, 15 de mayo, por la mañana los cofrades procesionan llevando a hombros la imagen de este santo. Después celebran una comida de hermandad.
Por la tarde celebran el Paseíllo de Vítores. Se recorren las calles del pueblo exclamando vítores a San Isidro, a los mayordomos (a los nuevos se coloca una cinta de color en sus sombreros), y a cuanto se considere merecedor de tales vítores. En ese recorrido realizan paradas ante el domicilio de cofrades o de personas relacionadas, para besar la insignia de San Isidro que portan.
La fiesta finaliza con la quema del Pipote, antaño estructura de madera (una cuba de vino en algunas localidades) y hogaño una estructura metálica a modo de pebetero alimentado con combustible.
Con motivo del 225 aniversario de la fundación de la cofradía, el sábado día 20 de este mes tendrán lugar diversos actos conmemorativos.