La galería del Museo de Orsay se convirtió este lunes en la pasarela de Louis Vuitton, donde la firma parisina presentó una colección invernal desprovista de convencionalismos y saltándose los códigos de la moda hombre y mujer.

Vuitton, de la mano de su director creativo, el francés Nicolas Ghesquière, tomó prestadas las americanas, las corbatas y los trajes de sastrería del armario masculino para su línea otoño-invierno 2022/2023 de mujer, en la que la tónica fueron las siluetas ultraanchas y las piezas cómodas.

El confort se impuso desde los accesorios, con unos originales mocasines sin puntera y bolsos tipo cartera, hasta la ropa, cargada de camisas masculinas, polos deportivos y jerséis de punto.

Vuitton se rinde al armario masculino - Foto: PIROSCHKA VAN DE WOUW

El desfile abrió con una ochentera cazadora de piel con pantalón masculino ancho, mientras que una floreada corbata bordada ponía la nota de color al estilismo.

Como telón de fondo, el Museo de Orsay, mundialmente conocido por guardar las grandes obras del impresionismo y que ocupa el antiguo edificio de la estación ferroviaria construida con motivo de la Exposición Universal de 1900.

Hasta allí acudieron actrices como Julianne Moore, Catherine Deneuve y Alicia Vikander, e influencers y celebridades como Alexa Chung o Chiara Ferragni, todas ellas vestidas por la firma de los pies a la cabeza.

Vuitton se rinde al armario masculino - Foto: PIROSCHKA VAN DE WOUW

Oda a la juventud

Louis Vuitton dedicó esta colección a la juventud, en una oda a los códigos de la adolescencia, como los anchos polos deportivos de rayas y las sudaderas americanas, pero también las gabardinas, en un guiño a las universidades británicas.

Otro de los convencionalismos dejados fuera de juego fueron las prendas deportivas: los pantalones de deporte ahora se llevan con chaqueta y mocasines y las minifaldas con deportivas, que lo mismo acompañan un estilismo de sastrería que un vestido de noche.

A la larga apuesta por pantalones amplios y estampados que abrió el desfile, le siguieron los vestidos, llevados como petos con bolsillos a los lados y por encima de la camiseta y la corbata.

Estos vestidos, cortados a media pierna, se propusieron también en un estilo más boho, con botas altas de cuero y jerséis de lana, o combinados con americanas como abrigo.

El negro y el marrón fueron los protagonistas en cuanto a color, si bien Vuitton se permitió algunos toques más bohemios, con el amarillo, el azul o el rojo.

Ghesquière lleva años experimentando con los accesorios de la firma, especialmente los zapatos.

Si la temporada anterior creó una nueva versión peep toe de las botas, en las que asoman los dedos de los pies, ahora le tocó el turno a los mocasines.

Destacaron también unas deportivas destalonadas, botas de tela, tipo All stars, y zapatos de cuero abiertos como cangrejeras.

En esta penúltima jornada de la Semana de la Moda de París, donde el conflicto bélico entre Ucrania y Rusia y los gestos de solidaridad hacia Ucrania han sido la norma general, Ghesquière se abstuvo de pronunciarse sobre la guerra, aunque, paradójicamente, su último "look" fue un vestido hippy bajo un polo deportivo en azul y amarillo, los colores de la bandera ucraniana.

Un estilo de reivindicación muy propio de la industria y que han seguido otros como Isabel Marant, que el pasado jueves también salió a saludar a sus invitados llevando una sudadera con dichos colores.

Vuitton, como parte integrante del grupo LVMH, ha cerrado sus comercios en Rusia, que ha reforzado sus leyes para penalizar la libertad de prensa y ha visto caer en picado el valor del rublo tras las sanciones impuestas por la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá y otros países.