Grafitis por la paz en Ucrania

Jesús Hoyos
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Quince alumnos del CEIP Pablo Sáenz de Frómista vinculan el arte urbano de EEUU -dibujos en las calles, rap y breakdance- con la invasión rusa. Es un proyecto puesto en marcha por la directora, Débora Vázquez, y el profesor californiano Dallon Ghan

Grafitis por la paz en Ucrania

Una forma distinta de aprender inglés, alejada de las típicas clases de gramática en las que habla el profesor y los alumnos se limitan a escuchar. Eso es lo que propuso el estadounidense Dallon Ghan en el colegio Pablo Sáenz de Frómista a través de un proyecto de arte urbano en el que hubo espacio para el grafiti, el rap y el breakdance. Los dibujos de 15 niños de entre 11 y 12 años condenaron la invasión rusa con las palabras Peace y Ukraine, Paz y Ucrania en castellano.

El profesor californiano Dallon Ghan enseña inglés y plástica en el colegio bilingüe fromisteño y quería «conectar» ambas disciplinas. Partidario de unas clases distintas, en las que siempre busca temas dentro de sus gustos personales para enseñar y promover otras formas de educación, «más allá de las simples enseñanzas de gramática», Dallon Ghan propuso enseñar inglés a través de la cultura californiana -que le «encanta» y conoce bien gracias a una adolescencia llena de arte callejero- y, concretamente, con el empleo del grafiti. Fue la directora del centro, Débora Vázquez, quien le sugirió basar los dibujos en la guerra de Ucrania, ya que el CEIPPablo Sáenz forma parte del proyecto educativo solidario del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) llamado Loco Festival, para concienciar al alumnado sobre la situación de las personas refugiadas. Con la mente «abierta», ellos dos y otra de las profesoras, Esther Gómez, decidieron avanzar en los grafitis. «Empezamos simplemente dibujando letras y les gustó», recuerda Ghan.

«La gente piensa que el grafiti es algo feo -a veces puede serlo-, pero realmente es arte. Puede ser o no abstracto y, sin duda, es difícil de hacer», asegura el californiano, conocedor de la disciplina ya que San Francisco, donde creció, es una de las mecas de este arte.

Grafitis por la paz en UcraniaGrafitis por la paz en Ucrania - Foto: Juan MelladoLoco Festival también les llevará a celebrar un mercadillo benéfico en junio, con objetos fabricados por los propios alumnos «en la medida de sus habilidades». «El colegio está bastante involucrado y la respuesta de los niños ha sido muy buena», subraya su directora, que considera que lo importante es el «gesto» más que la recaudación y asegura que los niños «saben y comprenden, en cierto modo, la situación». «Los de tercero y cuarto reaccionaron al estallido de la guerra con una manifestación motu proprio en el patio y los pequeños tienen mucha energía», añade.

 

Barrio del Bronx. Unos alumnos a los que Ghan introdujo durante dos semanas en la cultura neoyorquina de finales de los 60, cuando esta combinación de dj, rap, hip-hop y grafitis estalló en el barrio del Bronx. Ghan relata cómo, en esa época, «en un barrio muy duro para vivir en el que no había muchas oportunidades ni dinero y las condiciones de las viviendas eran malas», los adolescentes afroamericanos y latinos querían tener «una voz». 

La decadencia de las discotecas y los antiguos clubes de baile dio paso a las block parties, fiestas en las comunidades de vecinos, con los primeros dj, que extendían la parte instrumental de las canciones mezclando vinilos con nuevas técnicas. «Luego llegaron los raperos, sus letras y el breakdance, así como la moda de ropa deportiva de Adidas y Nike», detalla. 

«Es un estilo de vida en el que también entra el grafiti. Fue una bomba, sobre todo en el momento en que la MTV descubrió todo esto para el gran público norteamericano», explica Ghan, que asegura que sus alumnos estaban «muy interesados». «Siempre lo están con temas culturales como la música», subraya. Y es que considera importante dar un «toque distinto» a las clases, que los niños hablen y no solo los profesores. «Es difícil aprender otro idioma, pero necesario. Para ello hay que involucrarlos en los temas», sentencia. En su caso, los obtiene de sus propios gustos personales. Además del arte urbano, el surf y el skateboarding. Californiano, lleva ambas disciplinas en la sangre.

 

San Francisco. «San Francisco tiene un alma diferente, más acentuada antes de 2005; ahora, con Google, Apple y Silicon Valley todo ha cambiado y es más caro. En este caso, creo que hay más negativos que positivos», se lamenta Ghan, que encontró en el Estado californiano a referentes grafiteros como Dream y Twist. «Con 15 años lo hacía, ahora en Palencia no», bromea. «Es una cultura que tiene un poco de anarquía: si quieres decir algo, puedes; si solo quieres pintar, pintas. Eso sí, es importante respetar la propiedad privada», explica Ghan sobre una disciplina que unos llevan más al arte y otros a la reivindicación  política.  «Ahí está el artista callejero Banksy», señala como ejemplo de esto último.

Aunque en esta época moderna las influencias de la escena neoyorquina son «evidentes», San Francisco consiguió desarrollar su propia cultura. «El grafiti existe desde siempre, ya se hacía de alguna manera en las cuevas durante la Prehistoria», recuerda.

En su interés por un modelo educativo diferente, Dallon Ghan ha pasado ya al siguiente proyecto, un libro de cuentos en el que cada alumno desarrolla su creatividad en forma de textos y dibujos, siempre aprendiendo de forma bilingüe.