En Coachella, el santuario de la cultura hípster que señala lo que es cool o no, se graduó ayer con nota Rosalía, quien dio un concierto incontestable y que llevó con éxito su excitante fusión de flamenco y sonido urbano hasta Estados Unidos.

El célebre festival californiano vivió algunos momentos insólitos que solo se explican por el fenómeno de la española y su creciente eco internacional. Y es que cientos de personas vibraron en Indio (California) de la mano de una actuación con incontables homenajes al flamenco, muchas referencias a la cultura y la vida en el extrarradio urbano en España, e incluso, una versión de Te estoy amando locamente de Las Grecas, en la que hasta el propio público, no solo el hispano, se animó a gritar «olé» y a dar unas palmas.

Con chaqueta y pantalón de cuero rojo y un top negro, Rosalía se presentó sobre el escenario con la baza ganadora de Pienso en tu mirá, uno de los temas más conocidos de su alabadísimo disco El mal querer (2018).

Seis bailarinas, completamente vestidas de blanco, más cuatro coristas y su hermano El Guincho, al mando de la base instrumental, escoltaron a la cantante en un concierto impecable tanto en lo musical como en su detalladísima apuesta visual.

Habría que revisar al milímetro los veinte años de historia del festival, pero es más que probable que hasta la llegada de Rosalía el flamenco no hubiera sonado jamás en Coachella, donde ayer se pudieron escuchar canciones como Que no salga la luna o A ningún hombre.