Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


Pico y Pala

03/03/2022

El muro de Berlín cayó un día tras una respuesta mal dada a una pregunta oportuna. El PP se ha derrumbado de un modo parecido. No mata la bala: mata la velocidad. Y este ocaso ha sido como el mundo digital: letalmente veloz. 

¿Cómo es posible que todo se haya derrumbado tan rápido?  Probablemente porque lo que se viera de este partido fuera un trampantojo, no la fachada sólida de un edificio firme. En realidad, la carcoma de las malas relaciones y los enfrentamientos civiles habían erosionado tanto la estructura de la formación que bastó el aleteo de una mariposa para que el montaje se viniera abajo.

Era difícil de prever, por mucho que ahora se cuelguen medallas los adivinos del pasado. Pero es interesante extraer enseñanzas para el porvenir. Y la fundamental: Casado y su equipo, mucho pico y poca pala. El pico de la dialéctica, de la argumentación brillante, la puesta en escena solvente bajo el padrinazgo de los asesores de imagen y los consultores de opinión pública.

Pero con una tramoya vacía por la falta de experiencia de la dirigencia. Llegaron al mando sin haber mandado antes, nutridos sólo del plato único que se despacha en los partidos políticos, olvidados de la versión del líder según la cual el que manda ha de iluminar, no brillar. Esa estrategia de cabezas cortadas y exhibidas que solo podía acabar en la victoria, no en la paz.

Casado y su equipo eran novatos en la gobernanza. Y han acabado como acaban las pandillas. A ver si nos entendemos: España tiene que empezar a reivindicar el currículum, la experiencia, la trayectoria. Necesitamos ya un MIR para el acceso a los gobiernos, sean de los partidos o de las instituciones. El hundimiento de Génova ha sido una lección demasiado expresiva como para no echarla al coleto. Más pala y menos pico.

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