Editorial

Un viaje de ida y vuelta, nunca una odisea sin retorno

Diario Palentino
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Unos noventa mil desplazamientos desde ayer hasta las 24 horas del lunes, 1 de agosto, y más de medio millón a lo largo de todo el mes, son las previsiones de la Dirección General de Tráfico para las carreteras palentinas

Unos noventa mil desplazamientos desde ayer hasta las 24 horas del lunes, 1 de agosto, y más de medio millón a lo largo de todo el mes que estamos a punto de iniciar, son las previsiones de la Dirección General de Tráfico concernientes a las carreteras de la provincia de Palencia. Nada nuevo, por otra parte, ya que esta operación especial, que es la más importante por volumen de todo el año, se repite cada verano al comienzo del período vacacional por excelencia. El retorno de quienes han finalizado su salida de julio y la salida de quienes inician su periplo de agosto hace confluir en autovías, nacionales y comarcales a miles de vehículos que multiplican los de cualquier otra época del año. De ahí la mayor vigilancia con un helicóptero y drones, amén de las patrullas de la Guardia Civil de Tráfico, y de ahí, también, la conveniencia y quizá la necesidad de intensificar los mensajes y las recomendaciones de extremar la precaución, seguir los consejos que marca la lógica de todo viaje por carretera, que van desde informarse sobre su estado a respetar las normas, la distancia de seguridad y la velocidad permitida, pasando por ser cuidadosos en los adelantamientos y demás maniobras, y sin olvidar prohibiciones expresas -y cuyo incumplimiento está penado- como las de circular bajo el efecto del alcohol y otras drogas o la de arrojar colillas encendidas por las ventanillas del vehículo. Estamos viviendo un verano especialmente duro en materia de incendios y hay que procurar evitar toda conducta de riesgo, tanto para el entorno natural por el que discurren las vías, como para el resto de conductores que podrían recibir el peligroso impacto de las brasas o la contundencia de cualquier otro objeto.

 Desde comienzos de año, las carreteras y calzadas urbanas de la capital y la provincia han registrado seis víctimas mortales y 145 heridos de diversa consideración. Y en los seis primeros meses, 274 conductores han dado positivo en alcohol y otros doscientos en drogas. No son las peores cifras, pero desde luego no son buenas porque, como siempre decimos, un solo muerto ya es demasiado. El objetivo no es otro que ir reduciendo los balances del negro al gris, pasando el número de víctimas a la mitad de aquí a 2030 y a cero en 2050. Y es que un desplazamiento vacacional ha de ser siempre de ida y vuelta, en vez de convertirse en una odisea o, lo que es peor, en un viaje sin retorno.

No hay excusa posible para la negligencia -no revisar el vehículo, no conducir descansado y bien despierto, ingerir comidas copiosas que dificulten la digestión o, peor aún, bebidas alcohólicas-, como no la hay tampoco para las infracciones deliberadas. Rebasar el límite de velocidad no supone, a la postre, un ahorro tan significativo de tiempo como para jugarse la vida propia y ajena en ello.