"Con extranjeros, Palencia gana oportunidades de ser conocida"

César Ceinos
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Profesora titular de Didáctica de la Lengua y Literatura, asumió por primera vez el cargo de vicerrectora de Internacionalización en 2018, tras la victoria de Antonio Largo en las elecciones a Rector de la UVa, y por segunda vez, el año pasado

Paloma Castro Prieto - Foto: Óscar Navarro

La vicerrectora de Internacionalización de la Universidad de Valladolid (UVa) es la palentina Paloma Castro Prieto (1966), que asumió el cargo por primera vez tras la victoria de Antonio Largo en las elecciones a Rector en 2018 y, por segunda vez, el año pasado. Licenciada en Filología Inglesa, doctora enDidáctica de la Lengua y Literatura y profesora titular del departamento del mismo nombre, acumula una larga trayectoria en el área de gestión. Previamente, ocupó una docena de puestos relevantes, entre ellos, el de vicedecana de Relaciones Externas e Investigación de la Facultad de Educación y Trabajo Social. Además, cuenta con la experiencia de cinco quinquenios docentes y tres sexenios de investigación. Ha impartido clases en Coimbra (Portugal), La Sorbona (Francia), y Acre y Sao Paulo (Brasil) y es autora de tres libros, de 35 artículos en revistas y capítulos de libros y de 60 comunicaciones en congresos.

¿De qué se encarga el Vicerrectorado de Internacionalización?

Por un lado, busca impulsar en toda la comunidad universitaria, que está formada por alumnos, profesores, investigadores y personal de administración y servicios (PAS), una formación y un desarrollo de competencias internacional. Por otro lado, tiene el objetivo de proyectar la universidad en el ámbito internacional para mostrar su potencial y que sea atractiva a nivel mundial.

¿Por qué decidió asumir estas responsabilidades en el actual equipo rectoral?

Fue un honor que el rector de la UVa confiara en mí para apoyarle en su proyecto. Yo ya tenía una trayectoria investigadora y de gestión en relación con la dimensión internacional de la educación superior. Llevaba haciendo investigación sobre la internacionalización desde 2011. 

¿Qué gran reto se planteó al asumir este cargo?

Conseguir formar mentalidades abiertas e internacionales. Es decir, personas que tengan flexibilidad mental, capaces de resolver problemas y comprometidas con su entorno. 

¿A través de qué planes busca cumplir este objetivo?

Con la creación de una alianza de universidades europeas compuesta por un total de nueve instituciones: Caen Normandie (Francia), Lapland (un consorcio finlandés de dos centros),Siena (Italia), Pardubice (Chequia), Skopje (Macedonia del Norte), Umea (Suecia), Friburgo (Suiza) y la UVa. Aún se trata de un proyecto, pero ha requerido mucho esfuerzo para poner a la institución vallisoletana en una red internacional que sea ambiciosa y atractiva para ser financiada por la Unión Europea.

Otra idea que he querido desarrollar es el fomento del español como una herramienta de internacionalización y de atracción de profesores de español. El año pasado vinieron a la UVa 600 de todo el mundo. La tercera línea de la internacionalización es seguir impulsando la movilidad. Es clave para que los estudiantes tengan una formación internacional. Por último, el cuarto eje es aumentar las asignaturas en una lengua extranjera, lo que permitirá que los alumnos desarrollen competencias lingüísticas nuevas y facilitará la llegada de estudiantes de otros países.

¿Por qué es importante la internacionalización de una universidad?

Desde mi punto de vista, es una faceta muy importante en la gestión de la universidad. Permite incorporar una dimensión internacional en la formación del alumno y creo que eso es clave para que se desenvuelva con éxito ante situaciones nuevas y en otros países. También atrae talento internacional y consigue que el centro tenga presencia en el mundo. 

¿La sociedad es consciente de ello?

Se está abriendo mucho en los últimos años. Las personas cada vez tienen más interés en aprender idiomas, viajan más… Pero aún nos queda mucho camino por recorrer a la hora de pensar en tener una mentalidad internacional. Eso sí, vamos bien encaminados en España.

¿Qué les atrae a los alumnos extranjeros que acuden a estudiar al campus de Palencia?

Lo primero, el nivel de los estudios, que les resulta atractivo. Una vez que llegan a la ciudad, les gusta el entorno. Es un lugar amable y hospitalario en el que el alumno se puede desenvolver y donde consigue estrechar lazos y hacer amigos.

¿Qué gana la capital palentina con la presencia de estudiantes que provienen de otros países?

Oportunidades de ser conocida fuera de nuestras fronteras. Además, se enriquece por la presencia de personas de otras culturas. El año pasado vinieron a aprender a Palencia unos 200 profesores de español. Cuando hablaba con ellos, destacaban el carácter de los palentinos porque, entre otras cuestiones, cuando se los encontraban por las calles les daban respuesta a sus cuestiones y tenían interés en conocer sus países de origen. También les llamó la atención recorrer la ciudad y el patrimonio tan magnífico que tenemos. Por otro lado, señalaron la gastronomía como punto atractivo para una persona que viene de fuera.

¿La ciudad está aprovechando el turismo idiomático para atraer a visitantes?

Para tener un impacto mayor tenemos que unir fuerzas. Yo soy partidaria de la colaboración institucional entre los distintos agentes y de diseñar una acción común para que cada uno haga su aportación para avanzar en la misma línea. Con la colaboración de todos, llegaríamos mucho más lejos y tendría un impacto mayor. Potencialmente somos muy atractivos, pero hay que desarrollarlo. Ahora colaboramos, pero hay que hacerlo más.

¿Cómo se han recuperado los lazos internacionales tras la pandemia de coronavirus?

La covid-19 trastocó los planes del vicerrectorado de Internacionalización de la universidad. Se cerraron las fronteras internacionales y generó miedo. Afectó terriblemente. Afortunadamente ahora está repuntando el número de alumnos extranjeros y hemos notado un interés mayor al del pasado curso, pero aún no estamos en los niveles previos a la crisis sanitaria. En el segundo cuatrimestre hemos recibido a 358 estudiantes de fuera de nuestro país, pero durante todo el año pasarán cerca de un millar de alumnos. Aún hay países con limitaciones internacionales. China aún no envía a alumnos y algunas naciones, sobre todo asiáticas, ya tienen las fronteras abiertas, pero todavía conservan cierto recelo respecto a estos intercambios.

Uno de los programas internacionales de intercambio más conocidos es el Erasmus, que este curso cumple su trigésimo quinto aniversario. Está más que consolidado en la educación superior, pero tiene fama de ser más famoso por su vertiente social que por la académica. A su juicio, ¿qué es lo más destacado de esta iniciativa?

El programa Erasmus ofrece la posibilidad de tener una experiencia internacional. Siempre digo a los estudiantes que desplazarse a otro país no conlleva automáticamente la adquisición de una experiencia internacional. Creo que hay que experimentar durante el periodo de intercambio en otro país. Tienen que ser curiosos, querer saber más cosas, conocer a otras personas… El alumno aprende idiomas, pero también va desarrollando facetas propias que antes no conocía. Es una experiencia tremendamente enriquecedora, tanto personal como académicamente, si bien destacaría la primera. Mi sueño es que todos los estudiantes de la UVa tengan una experiencia internacional.

¿Tiene una financiación adecuada este programa?

Europa apuesta por los jóvenes y busca apoyarles lo máximo posibles. Además, desde la UVa se ofrecen ayudas complementarias al estudiante, al igual que hace en la actualidad la Junta de Castilla y León. Queremos que la parte económica no sea una barrera para que un alumno disfrute del programa Erasmus, de ahí que haya otras vías de financiación adicionales a la beca europea.

¿De qué otros programas de intercambio internacional dispone la UVa?

Además de los vinculados al Erasmus, existen programas de movilidad para investigadores. La universidad financia movilidades más allá del espacio europeo de educación superior (EEES). Con universidades de Latinoamérica, Estados Unidos y Canadá, entre otros lugares, hemos creado un convenio internacional que permite al alumno ir más allá de Europa. En este punto quiero explicar que la UVa cuenta con otro tipo de ayudas para atraer a alumnos del extranjero, como son las becas Iberoamérica+Asia con el Banco Santander. Sacamos 50 becas para que alumnos de estos lugares del mundo vengan a la universidad a cursar un máster.

También hay programas destinados a los docentes y al PAS. ¿En qué se centran estas estancias?

Desde el Vicerrectorado gestionamos las becas del personal docente e investigador (PDI), que tienen dos vertientes. Por un lado, para impartir clases en otra universidad y, por otro, para formarse. Además, se ofrecen cursos de idiomas.

Para el PAS, las movilidades están orientadas a las semanas internacionales (que también las tiene el personal docente). Estos programas juntan a empleados de varias universidades con tareas similares para que compartan experiencias. Además, pueden recibir clases de lenguas extranjeras.

¿Cuál es el futuro de la internacionalización de las universidades?

Desde mi perspectiva, caminará hacia una mayor conectividad entre los centros, a trabajar en una red cada vez mayor. También tratará de seguir conectando la universidad con el mundo de la empresa, ya que la internacionalización y el emprendimiento van muy de la mano. Por último, estará más enfocada hacia las personas, a ofrecerles mayores oportunidades para que disfruten de una experiencia internacional.

Por otra parte, usted cuenta con una experiencia investigadora que la ha llevado a varios países. De hecho, asegura que una de las ventajas que tiene ser profesor de universidad es la posibilidad de moverse a otros lugares, a trabajar en otros centros y a llevar a cabo una acción en equipo con otros docentes. Con esta trayectoria, podrá citar algunos de los aspectos en los que las universidades españolas tendrían que imitar a las europeas

A mí me gusta mucho el planteamiento metodológico de los países nórdicos, que está basado en una enseñanza muy experiencial a través de proyectos y retos. Me resulta muy atractivo porque el estudiante se implica mucho más en la educación y aprende un contenido mucho más práctico.

Y en el caso contrario, ¿qué acciones españolas deberían repetirse en el viejo continente?

Nosotros somos muy rigurosos en el contenido y eso es muy importante. Luego tenemos otro aspecto que valoro mucho, la relación del docente con el estudiante. Nos comunicamos mucho y le acompañamos muy bien. Para mi son cuestiones claves para la formación académica.

¿Se reconoce la labor de los investigadores españoles en el extranjero?

Sí, se valora muy bien, al igual que un egresado de una universidad española.

¿La sociedad española pone interés en la investigación científica?

Al investigador se le reconoce socialmente, pero no se le apoya todo lo que debería apoyársele institucionalmente. Sobre todo, falta financiación.

¿En el ámbito de las Humanidades esta situación se agrava?

En Humanidades cuesta más ser reconocido y, después, ir progresando. Las revistas científicas donde podemos publicar tienen un impacto menor que las de tecnología, por ejemplo. Nosotros tenemos menos canales para difundir nuestra investigación. No obstante, se trata de una cuestión de la que no me he quejado. Investigo en el ámbito de la educación y tiene un impacto inmediato, lo que hace que sea una investigación más aplicada, que tiene un impacto mayor.

¿Es un error que las Humanidades hayan perdido peso con el paso de los años?

Es una equivocación. Las Humanidades son esenciales para el pensamiento y para tener ordenadas las ideas. Creo que tienen que tener un papel mucho más importante del que tienen en la formación en la actualidad. Debería ser obligatorio para todos los estudiantes el conocimiento de otras áreas. A día de hoy, un estudiante al que se forma desde la perspectiva tecnológica tiene una carencia a la hora de aprender literatura. Si esto no cambia, las personas que no buscan la complementariedad de saberes verán todo con una visión más limitada. Las Humanidades enriquecen la perspectiva y si no tienen esa formación será como que les falta algo.

¿Se forma adecuadamente en el ámbito de Humanidades en las etapas educativas anteriores a la universidad?

En los años que llevo en la universidad he visto un cierto cambio. Probablemente el alumno ahora sea más pragmático, pero quizá le falten herramientas por no leer más. En cambio, ha desarrollado otras capacidades como el trabajo en grupo o tomar decisiones rápidamente. Es una percepción mía, pero no me atrevo a generalizar.

¿Tienen los universitarios españoles un problema con el idioma extranjero?

El aprendizaje de lenguas extranjeras es como una losa que hemos venido arrastrando durante muchísimos años. Creo que es una pena, porque aprender idiomas da mucha más libertad. Lamento que no dispongamos de esta herramienta para comunicarnos con otras personas o adentrarnos en culturas diferentes. Se va avanzando en este camino, pero vamos despacio.

¿Considera que las lenguas deberían tener más peso en los planes de estudio de las carreras?

Los idiomas tendrían que estar presentes en toda la formación. Además, Europa apuesta por ello porque el conocimiento de lenguas extranjeras da una mayor cohesión social. Es una pena que nosotros no lo integremos totalmente en la educación de los estudiantes.

Cuando habla de integración de los idiomas en los estudios, ¿a qué se refiere concretamente?

A tener asignaturas que están relacionadas con el aprendizaje comunicativo de la lengua y a tener la oportunidad de cursar algunas asignaturas en otras lenguas, ya que esto da otras perspectivas. Esto ya se está haciendo en Educación Primaria y en Educación Secundaria, pero, sin embargo, en las universidades no está muy desarrollado. En ningún caso esta formación va en detrimento del castellano, únicamente es una oportunidad para ir adquiriendo unas habilidades de comunicación en el lenguaje profesional de la carrera en un idioma extranjero.

Pero también es cierto que se han producido críticas a los resultados de centros bilingües en España

Se ha querido imponer un modelo sin formar antes al profesorado. No planteo una formación bilingüe en nuestras titulaciones, únicamente planteo impartir algunas asignaturas en otras lenguas.

Para terminar, ¿qué conlleva más trabajo, la investigación, la docencia o la gestión universitaria?

Cada área tiene su parte positiva y negativa. La docencia es fantástica porque hace que te actualices continuamente y que trates con gente joven. Es preciosa y muy agradecida. Respecto a la investigación, se trata de una actividad a la que se dedican muchas horas y los resultados son a largo plazo. Es intelectualmente muy estimulante, pero sus efectos no son tan inmediatos como la docencia. He tenido la suerte de realizar mi labor investigadora en equipos internacionales, lo que ha sido un añadido mayor que la ha hecho más atractiva. Por último, la gestión tiene sus sinsabores. Planificas desde un punto de vista estratégico, pero conlleva muchas dificultades. No es tan fácil materializar lo que quieres hacer.