Tormenta de bulos

G. F. A. (SPC) - Agencias
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El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y el Departamento de Seguridad Nacional alertan de campañas masivas de desinformación para la triple cita electoral de este intenso año en las urnas: municipales, autonómicas y generales

Tormenta de bulos

España afronta este 2023 uno de los años de mayor desenfreno electoral desde el retorno de la democracia. Las elecciones municipales y las autonómicas que celebrarán 13 comunidades el próximo mes de mayo tendrán su epílogo con una nueva cita con las urnas -presumiblemente en la recta final de este ejercicio- donde unos comicios generales decidirán si el PSOE sigue en la Moncloa o si el PP de Núñez Feijóo da el salto y se convierte en el nuevo inquilino.

Este envite por triplicado es de altura y hay mucho en juego para todas las formaciones. Las mayoritarias se juegan el poder y las minoritarias su futuro, cuando no su propia supervivencia.

Por eso, tanto desde el Departamento de Seguridad Nacional (DSN), la institución que desde una década asesora al presidente del Gobierno sobre las principales amenazas para la estabilidad del país, como desde el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) están seguros de que la triple cita electoral de 2023 va a estar marcada por campañas a gran escala de bulos y noticias trampa promovidas desde ámbitos muy diversos y muchas de ellas desde Moscú, que es algo así como el gran laboratorio mundial de fakes news y bulos.

Esta ofensiva en la red tiene un objetivo claro: desestabilizar sembrando dudas sobre los candidatos y sus partidos, y también propagar incertidumbres respecto a la limpieza del sistema electoral.

En el Departamento de Seguridad Nacional hay un convencimiento pleno de que en los próximos meses de desatará toda una tormenta de bulos. Esto les preocupa tanto como el rosario de ciberataques que, según vaticinan, se van a producir a lo largo de una campaña electoral intensa y muy reñida y que incluso podrían dirigirse también contra los sistemas informáticos de los comicios. 

Desde finales de 2020 la cúpula de este organismo está trabajando estrechamente con expertos de la sociedad civil para estudiar fórmulas con las que tratar de reducir al mínimo los efectos perniciosos de esas campañas de mentiras y, muy especialmente, las desinformaciones cada vez más frecuentes durante los procesos electorales.

Un sistema de alerta temprana contra las campañas de bulos, un incremento de los verificadores de noticias falsas en el periodismo, la redacción de un estatuto legal del usuario de la información en España o incluso establecer una «alfabetización mediática» en los centros educativos, son algunas de las medidas más destacadas que ha recibido Moncloa como propuestas civiles para atajar los ataques en forma de riadas de noticias falsas contra la democracia y el orden público.

Entre las principales conclusiones de estos trabajos previos figura el impulso de medidas que refuercen la llamada «resiliencia electoral». Una de las recomendadas es el fin de la prohibición de publicar encuestas en los cinco días previos a la votación. No en vano, esta tormenta de ideas acaba en el inicio de un período especialmente cargado de elecciones, que mantendrá en alerta a los expertos en cadenas de bulos de los servicios de inteligencia. En todo el mundo las campañas electorales son tenidas como flanco de especial vulnerabilidad, expuesto a injerencias informativas hostiles organizadas.

La vía que ha abierto internet en este campo es gigantesca y la tendencia marca que se agrandará en el futuro. «Las campañas de desinformación figuran entre los factores que presentan una tendencia a empeorar a corto y medio plazo», recogen los documentos oficiales del DSN. «En los últimos años, los estados democráticos se han visto afectados por distintas campañas de desinformación, con origen o alentadas por actores extranjeros y a menudo replicadas y amplificadas por actores nacionales de forma más o menos intencional», abunda el informe dado a conocer hace unos meses que lleva por título Lucha contra las campañas de desinformación en el ámbito de la seguridad nacional. Un documento que pone el acento en que las últimas embestidas con bulos, al margen de las orquestadas durante la pandemia, se han «focalizado en afectar procesos electorales» para «minar la confianza de la ciudadanía en las instituciones, así como en fomentar de manera preocupante la polarización y también la fragmentación social».

El DSN tiene registrados diversos incidentes relativos a injerencias desinformativas en España, confirmados como campañas de bulos perfectamente planificadas. Varias de ellas ocurrieron durante la pandemia del coronavirus con informaciones contrarias a las vacunas, cuestionando su utilidad así como la credibilidad de las autoridades sanitarias. Anteriormente, con un grado similar de virulencia, contabilizaron otras muchas durante la etapa más tensa del estallido del procés en Cataluña, en el otoño de 2017. En aquel entonces, una buena parte de las desinformaciones detectadas, y dirigidas a alterar la paz ciudadana, tenían un origen ruso, según atestiguaron todas las investigaciones.

El alcance de la amenaza, insisten desde el CNI y el DSN, es «preocupante». Seguridad Nacional tiene documentados no menos de una treintena de bulos que llegaron a convertirse en virales durante las últimas cinco elecciones celebradas en España: generales de noviembre de 2019, catalanas de febrero de 2021, madrileñas de mayo de 2021, las de Castilla y León de febrero de 2022 y las andaluzas también de 2022). 

«La mayor parte del material desinformador difundido durante estas convocatorias electorales entraron dentro de la categoría de contenido fabricado (100 por 100 falso, diseñado para engañar y dañar), contenido engañoso (uso falso o equívoco de información para incriminar a alguien o algo) o contenido manipulado empleando información o imágenes genuinas para engañar», explican en este sentido los expertos de Seguridad Nacional. Las herramientas de difusión usadas hasta ahora por los alquimistas creadores de bulos han sido todas las que puedan salir de la imaginación, aunque sin duda la preferida por los interesados en confundir ha sido Twitter, seguida de WhatsApp y Facebook. El alcance de los contenidos difundidos a través de este particular trío es enorme.

 Asimismo, los formatos empleados son de lo más variado, desde capturas de pantallas a notas de voz y vídeos, pasando por fotos manipuladas o fuera de contexto o incluso memes.

Los analistas de los organismos del Estado dedicados a investigarlos dan por seguro que estas mismas estrategias van a ser las que se van a repetir de forma masiva en lo meses venideros promovidas por intereses ocultos tanto dentro como fuera de las fronteras españolas. El DSN no oculta su inquietud por «los niveles de desinformación y manipulación informativa» observados en torno a la guerra en Ucrania con claras conexiones -y efectos- a la Unión Europea y sus Estados miembros, incluida España. 

La batalla tecnológica en la sombra se augura tensa e intensa.

El PSOE crea un comité para desmentir engaños

Los partidos se toman muy en serio los bulos. De hecho, lo hacen cada vez más, dado su crecimiento imparable. Tanto es así que hace algunas semanas el PSOE anunció la creación de un comité con un cometido muy específico: desmentir las informaciones falsas o manipuladas. 

Lo anunció el mes pasado su secretario de Organización, Santos Cerdán, explicando que el partido había decidido poner en marcha un «comité contra la desinformación de la derecha» con el objetivo de desmentir en este año de elecciones los bulos que, en su opinión, difunden tanto el Partido Popular como Vox contra los diferentes gobiernos socialistas.

Ahondando en esta línea, no dudó en denunciar que ambas formaciones están «utilizando la mentira para intentar informar a los ciudadanos sobre falsedades». «Nos tenemos que dedicar con datos, porque los datos son tozudos y reales, a desmentir lo que está diciendo el PP. Se trata de una medida inédita, es una situación increíble para un país en democracia», añadió Cerdán.

 De un tiempo a esta parte, tanto en sede parlamentaria como en sus intervenciones junto a los simpatizantes de sus partidos, los principales líderes políticos se han acusado mutuamente de dar voz a noticias falsas, tesitura que ha motivado, de momento solo por parte del PSOE, la creación de este singular organismo.

El comité tendrá una vertiente nacional, coordinada desde la propia Secretaría de Organización en la sede de Ferraz, y otra en cada una de las provincias, a cargo de las distintas federaciones socialistas, para «desmontar las mentiras que puedan decir en cada uno de los territorios», insistió Cerdán.

Feijóo: «es una broma». El anuncio de los socialistas dejó realmente perplejo al presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, que no dudó en calificarlo como una «broma». A su juicio, eso supondría que «el Gobierno del bulo» propone «luchar contra los bulos».

El líder popular reprochó que el POSE dirigido por Pedro Sánchez es «una fábrica de bulos» e incluso recalcó que «si se ponen todos los bulos que han contado los socialistas y si hubiese un medidor de bulos, impresionaría la sede del partido en Feraz».

Así, para reforzar su exposición, recordó afirmaciones que realizó el presidente del Ejecutivo, como supuestas líneas rojas de su gestión, y que luego los hechos desmintieron inequívocamente. «Afirmó que no pactaría con Bildu, que tipificaría como delito la celebración de un referéndum ilegal o que no indultaría a los políticos catalanes condenados por el procés. Y ya sabemos todos lo que sucedió después», apostilló.

«Una propuesta así, de este Gobierno, no deja de ser una broma y una falta de respeto a todos los españoles», recriminó Núñez Feijóo.

La guerra  del Kremlin... en la nube

Desde que se produjese la invasión rusa de Ucrania, las instituciones y empresas españolas han sufrido una de las mayores oleadas de ciberataques desde que se tienen registros. La campaña de sabotajes -según han revelado fuentes de la seguridad del Estado- se recrudeció tan solo horas después de que el 7 de marzo del pasado año, el Kremlin incluyera a España, junto a otro medio centenar de Estados, en su lista de «países hostiles» (así los denomina) por su apoyo económico y militar a Kiev.

La larga mano de los hackers vinculados a los servicios secretos rusos estuvo detrás del ciberataque que Iberdrola sufrió ese mismo mes y que afectó a más de un millón de sus clientes. 

Poco después ocurrió un segundo incidente, que también se vinculó a un sabotaje con origen desde Moscú. La víctima de este ataque fueron los sistemas informáticos del Congreso de los Diputados a través de un ataque de «denegación de servicio DDoS», provocado por el acceso simultáneo de multitud de ordenadores. Buena parte de las direcciones IP detectadas estaban ubicadas en Siberia.

En mayo, el belicoso grupo de hackers prorrusos Killnet declaraba la ciberguerra a España y a Italia. Sus presas predilectas son los países de la OTAN.

A mediados de julio, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) sufrió un ciberataque por ransomware que dejó su sistema colapsado nada menos que durante dos semanas. No se pudo solucionar hasta comienzos de agosto y el coste fue importante. Proyectos de investigación retrasados, comunicaciones cortadas, administración del CSIC bloqueada y miles y miles de euros en pérdidas.

 El Ministerio de Ciencia e Innovación explicó que el ciberataque provenía de Rusia, aunque aseguraron también que no se había detectado « secuestro de información confidencial».

Moscú, en todo caso, ya había avisado un año antes con un ataque similar. Ocurrió cuando los servicios del SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal) estuvieron afectados durante semanas por un ataque por el ransomware Ryuk, creado en el 2018 y gestionado por «cibercriminales rusos», según determinaron los servicios secretos españoles, que vincularon esta acción con la inteligencia del Kremlin, sobre todo porque los atacantes no pidieron un rescate para desactivar el programa de secuestro de datos. Uno de los mayores expertos de las Fuerzas Armadas en ciberataques, Francisco Marín Gutiérrez , teniente coronel del Ejército de Tierra, publicó el año pasado un informe en el Instituto Español de Estudios de Defensa donde avisaba que el servicio de inteligencia militar ruso (GRU) y en particular una unidad denominada 26.165, está volcada desde hace más de diez años en la «explotación de vulnerabilidades en redes y el acceso no autorizado a sistemas informáticos».

El temor de las agencias españolas es que la estrategia de creciente hostigamiento del Kremlin termine por movilizar a sus unidades de inteligencia y a sus grupos de hackers a sueldo más peligrosos -los temidos Fancy Bear y sobre todo Cozy Bear- en campañas de «gran envergadura» para intentar paralizar sectores de la Administración o para difundir bulos peligrosos. 

Recientemente, Josep Borrell, alto representante europeo para Asuntos Exteriores, se refirió a la guerra de Ucrania como campo de batalla de la desinformación y animó a España a reforzar la alerta «contra las injerencias extranjeras». En tono irónico, recordó que «Rusia castiga con 15 años de prisión la difusión de las que considera noticias falsas, cuando el mayor emisor de noticias falsas es el Kremlin».

La guerra ya no solo se limita al campo de batalla, la nube es ahora el otro gran escenario bélico.