Indicios de ocupación humana hace 300.000 años en Palencia

Rubén Abad
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Un equipo multidisciplinar de investigadores liderado por Genaro Álvarez, José A. Caro y Marta Cañete han centrado sus estudios en Cervera, Dehesa de Montejo, Mudá y Salinas

Indicios de ocupación humana hace 300.000 años en Palencia

La Montaña Palentina es una enciclopedia viva de la evolución del hombre en la Tierra. Un territorio plagado de restos arqueológicos que no deja de sorprender a los investigadores que centran sus estudios en el norte de la provincia -cada vez más numerosos en la zona oeste, centro y este-, como así ha hecho un equipo  multidisciplinar que ha demostrado con los restos hallados hasta la fecha sobre el terreno que la ocupación humana en este punto de la provincia se remonta a la época del Paleolítico Inferior. Aunque todavía no se tienen cronologías precisas, los rasgos técnicos de las industrias líticas se muestran más arcaicos, por ejemplo, que en el cercano yacimiento de San Quirce (hace entre 200.000 y 300.000 años).

Este es el resultado final de un laborioso trabajo de campo realizado durante los últimos veranos fruto de un proyecto que se inició hace un lustro y que nació de la pasión por la comarca montañesa del investigador Genaro Álvarez, que lleva pateando este rincón del norte de Palencia desde hace más de dos décadas «dos o tres veces al año». Junto a él, lideran el proyecto José A. Caro y Marta Cañete, de la Universidad de Córdoba, todos miembros de la Sociedad Espeleológica Geos, con sede en Sevilla.

La ocupación humana prehistórica en cavidades y terrazas fluviales del Alto Pisuerga (Ocupap), que así es como se llama el proyecto de investigación, ha centrado sus esfuerzos en las localidades de Cervera de Pisuerga, Dehesa de Montejo, Mudá y Salinas de Pisuerga, donde se han hallado una gran colección de piezas que demuestra que la zona estuvo habitada miles de años atrás.

CUEVA ALLENDE

La mayor fuente de información está siendo hasta la fecha la Cueva Allende, ubicada en Ligüérzana y cuyos trabajos de investigación/excavación se iniciaron en el verano de 2021. Allí el equipo se topó con una «estratigrafía intacta» con restos líticos y fauna asimilables a los tecnocomplejos musterienses y, por tanto, «relacionados con una ocupación neandertal, que pensamos que podría oscilar entre 25.000 y 100.000 años», explica el equipo. «En un momento dado había mucha humedad y frío. En la cueva, sus ocupantes estaban en verano más frescos que en el exterior y en los meses de invierno la temperatura era más agradable dentro que fuera», añade.

En el nivel 0, algo alterado y mezclado, han aparecido más de un centenar de piezas entre industria lítica, fragmentos de hueso y otros restos con distintos grados de conservación. Según los investigadores, se trata de elementos arqueológicos que responden fundamentalmente a procedimientos técnicos «que se pueden relacionar con los tecnocomplejos del paleolítico superior y medio, con una presencia testimonial de elementos más modernos».

El nivel 1 consta de 1.547 piezas, entre las que destaca una serie lítica de 1.120 restos fundamentalmente de cuarcitas, y también algunos elementos de sílex. En la parte superior predominan los productos laminares y, a medida que se baja disminuyen estos elementos y aumentan los de carácter levallois, un procedimiento complejo de lascado propio del Paleolítico Medio. Por otro lado, en este mismo nivel se han recuperado restos óseos de especies como el caballo y el ciervo. Llaman igualmente la atención dos fragmentos de azagaya, algunos elementos de adorno como dos piezas perforadas como cuentas de collar, así como elementos líticos planos de colores llamativos «que evidentemente están realizados por los humanos».

El nivel 2 ha proporcionado una colección de 342 piezas, 291 de ellas líticas con una litología casi exclusiva de cuartitas. Algunos núcleos, muchas lascas, útiles como raspadores y raederas, percutores y cantos sin trabajar tienen cabida en este nivel. También han aparecido aquí 51 restos óseos entre los que se pueden identificar inicialmente especies como el conejo, el caballo y el ciervo.

FUEGO

Uno de los hallazgos más significativos de la última campaña fue la presencia de estructuras de combustión que en algunos casos contienen materiales claramente afectados por el fuego. «El análisis detallado de las hogueras, el material quemado y la tafonomía de los huesos, muchos de ellos con señales de fracturación en fresco, aportarán datos sobre las posibles actividades de subsistencia de estos grupos neandertales», subraya el equipo.

«La amplia extensión de sus depósitos en las distintas salas de la cueva, así como la constatación de la existencia de niveles más recientes que los descritos y, probablemente también más antiguos, le confieren un alto potencial para la investigación y el conocimiento de estas sociedades prehistóricas», añade el investigador.

Los expertos también han centrado sus estudios en la Cueva Tasugo, donde se han detectado restos que también evidencian un posible yacimiento de ocupación prehistórico, y en Los Calares, una localización donde se han encontrado restos óseos humanos -recientes en términos históricos- e industria lítica.

Cabe mencionar, por último, que el proyecto cuenta con el permiso y una ayuda económica de la Junta de Castilla y León a través de la Dirección General de Patrimonio de la Consejería de Cultura y Turismo. También cuentan con ayuda del Ayuntamiento de Cervera de Pisuerga, la Diputación y la Junta Vecinal de Ligüérzana.