Un naranja muy oscuro

Javier M.Faya (SPC)
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La formación liberal se presenta a las elecciones con perspectivas sombrías y un líder, Carlos Carrizosa, que no ganó las primarias

El barcelonés siempre ha sido la ‘mano derecha’ de Inés Arrimadas en el Parlament. - Foto: Andreu Dalmau

Parece que fue hace un siglo (el 21 de diciembre se cumplirán tres años) cuando Inés Arrimadas ganó las elecciones catalanas con 36 diputados. La letra pequeña fue que los independentistas revalidaron la mayoría absoluta, por lo que fue un triunfo estéril, aunque muy simbólico. 

A pesar de ese regusto amargo, era una oportunidad única para las fuerzas constitucionalistas en general y Ciudadanos en particular para reivindicarse, para demostrar que podían gobernar como primera fuerza política, que había un proyecto para la Cataluña que no quería escindirse de España. Y esa manera tenía tres palabras: sesión de investidura.  

Cierto es que estaba condenada al fracaso ya que las papeletas no daban, pero lo lógico era que la jerezana se mostrase ante los miles de españolistas que le dieron su apoyo tras un verano y un otoño muy calientes, como una posible presidenta en 2021, aunque en Cataluña las legislaturas son cortísimas. Pero algo falló. 

Yes que Arrimadas no se postuló. Algunos dicen que la orden venía de Madrid, del presidente de Cs por aquel entonces, Albert Rivera, que tenía «celos» . Uno de los purgados de la cúpula tras la victoria de esta en las primarias, comentó: «Se la presionó una y mil veces para que diera el paso pero se negó, dijo que quería tener un currículum político inmaculado».

Esa investidura que nunca se hizo disgustó a muchos de sus votantes, pero lo peor estaba por llegar. Un año y un par de meses después de ganar, el 23 de febrero de 2019, anuncia que deja el Parlament y se presenta a las generales. Un sentimiento de orfandad embargó a sus compañeros y a miles de catalanes que habían creído en ella. El daño que esto causó al partido en las citas del 29 de abril (se estancó en cinco escaños) y, sobre todo, del 10 de noviembre (bajó a dos), fue tremendo. Ya no era tan inmaculado el currículum...  

Roldán, la ‘sustituta’

Para colmo de males, su sustituta al frente de la formación en Cataluña, Lorena Roldán (que formaba parte de la Operación: clonar a Arrimadas que se dirigió desde Madrid), no terminaba de calar en los españolistas. Así, a pesar de barrer en las primarias de julio de 2019, el partido, ya con Arrimadas al frente, decidió borrarla el pasado agosto y poner en su lugar a Carlos Carrizosa, hombre de la máxima confianza de la andaluza. Esto no gustó nada a una parte de las bases del partido en Cataluña y en el resto de España. 

Quizás para salvar los muebles y maquillar un fracaso más que cantado (las encuestas vaticinan unos resultados terribles y un trasvase de votos a PP y Vox), los liberales han buscado crear una agrupación como se hizo con Manuel Valls en las municipales del año pasado (acabaron a tortas). Parece que no lo consiguen y Carrizosa, al que se le achaca falta de carisma, está siendo promocionado en los últimos días por Arrimadas.