Desde el año 2014, cuando el país atravesaba una época de transición entre la crisis y la estabilidad económica, no se veían en las estaciones de servicio precios tan altos, tanto de diésel como de gasolina, a la hora de llenar el depósito de los vehículos, y parece que la tendencia ascendente no va a frenar.

Este aumento se debe a tres factores en el proceso de producción y venta del producto: en primer lugar, el conocido uso del petróleo como un elemento determinante en los conflictos bélicos y geopolíticos, lo que influye de manera notable en los precios de  distribución  y, por lo tanto, de venta final al consumidor; en segundo lugar, la escasez de la materia prima cada vez preocupa más a las productoras de gasolina, que empiezan a utilizar combustibles alternativos para intentar ahorrar en fuentes de energía no renovables, como el petróleo, que, de no cuidarse, acabarán por agotarse tarde o temprano. Por lo tanto, se invierte más capital y tiempo en fabricar el mismo producto, por lo que el precio de venta se encarece para mantener la rentabilidad del negocio, siguiendo las leyes clásicas del mercado; por último, por el constante aumento del porcentaje de impuestos que se impone por parte del estado al precio final que paga el consumidor en la estación de servicio, que ahora mismo supone un 54% del mismo.

El diésel cuesta actualmente un 21% más que hace siete meses y la gasolina un 19%, según un informe de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Por lo tanto, puede ser conveniente buscar las alternativas más baratas y cercanas al domicilio de cada uno para intentar gastar lo menos posible en este bien necesario. De esta manera, en un vehículo cuyo depósito cuesta 70 euros llenarlo, se podrían ahorrar prácticamente 11 en cada ocasión.

Un conductor puede ahorrar un 15% al llenar el depósito - Foto: Óscar NavarroEl precio de la gasolina no es siempre el mismo, sino que, en función del área de servicio en la que se llene el depósito, el consumidor podrá gastar más o menos dinero por el mismo producto elaborado de manera idéntica. Según el mismo informe, en determinadas provincias de Castilla y León el cliente podrá ahorrarse hasta un 18% del precio final en función de dónde elija repostar. En concreto, Palencia es la tercera ciudad en la que más se puede notar la diferencia en el gasto, después de Ávila y Valladolid, superando la posibilidad de ahorrar un 15%. 

Las cadenas de autoservicio como Petroprix y GasExpress, las ligadas a superficies comerciales y las cadenas pequeñas destacan entre las más baratas. Por otro lado, en general, los surtidores más caros pertenecen a las grandes cadenas comerciales con un número mayor de estaciones de servicio en su propiedad, como son BP, Repsol, Cepsa y Petronor, que compiten por hacerse con el dominio del mercado. 

Rocío Aloonso, gerente de la gasolinera más cara de la provincia.

«Nuestras instalaciones y el buen trato al cliente merecen la pena»

La estación de servicio de la ciudad en la que más dinero cuesta llenar el depósito del vehículo es la que pertenece al grupo Cepsa, ubicada en la carretera N-611, en el kilómetro 11, en el margen derecho de la vía. Rocío Alonso, su gerente, confirma que los precios los establecen desde el grupo Cepsa, y que ni ella ni ninguno de los trabajadores puede influir en ellos. 

«Hay estaciones de servicio que pertenecen, además de a una empresa concreta, a los dueños que están allí y tienen el terreno. Y entonces ellos sí que pueden alterar los precios establecidos, pero nosotros dependemos de manera íntegra deCepsa, por lo que ellos deciden los precios de venta al consumidor», confirma Alonso. 

Un conductor puede ahorrar un 15% al llenar el depósito - Foto: Óscar NavarroLa gerente de la gasolinera asegura que el Estado regula unos máximos y unos mínimos de venta, pero dentro de ese intervalo cada empresa puede  vender el producto a los precios que quiera, jugando con el mercado.

Pese a ser la más cara de Palencia, según el informde de OCU,  la estación de servicio consta de una de las «mejores infraestructuras en cuanto a estaciones de servicio se refiere», en palabras de Alonso, así como un supermercado de la línea comercial Carrefour que forma parte de la gasolinera, por lo que,  aunque implique gastar un poco más, posee otros servicios que compensan el gasto y animan a acudir a repostar y comprar cualquier producto que se necesite. 

Por último, Alonso  apunta que el trato personal con el cliente es otro de los  grandes motivos para hacer que la diferencia de precios no sea suficiente como para dejar de acudir. «Hay otras, por ejemplo, que no tienen personal suficiente para atender a los vehículos, o que son de autoservicio. Nosotros ofrecemos un trato que merece la pena», afirma.

Rodrigo Huidobro, gerente de la más barata

«Puedes bajar precios siguiendo las normas del mercado y vender más»

or el contrario, la  estación de servicio en la que menos dinero cuesta llenar el depósito de un vehículo es la de la cadena Beroil, situada en la carretera de Santander, en el kilómetro 12.

Rodrigo Huidobro es el gerente y director de la gasolinera, y confirma que es él, de manera directa, quien decide los precios de salida del producto al mercado cada día. Asegura utilizar esta estrategia de ventas porque «rebajando precios aumentas el volumen de ventas y recuperas toda la inversión». 

Además,  confirma que el negocio de la gasolina funciona como un mercado más. Cada uno lo vende al precio que piensa que es mejor para su empresa, aumentando o reduciendo su margen de beneficio. De esta manera, con precios bajos, aumentarás el número de ventas aunque el margen de beneficio de cada una de ellas sea más pequeño. En cualquier caso, Huirobro asegura que el negocio lleva varios años siendo rentable. 

El propietario añade, además, que en el resto de gasolineras de la misma marca de la provincia, cuatro en total, los precios de venta son muy similares, y «aunque esta tenga los precios más bajos, el resto tienen distintas ofertas, como tarjetas de descuento u otras tácticas para que todo nuestro producto valga lo mismo», confirma Huidobro.

Explica también que el resto de las empresas no bajan tanto los precios por dos razones: «Si son pequeñas compañías, aún  tienen que recuperar la inversión y no se pueden permitir abaratar el producto. Y si son de las tres o cuatro grandes corporativas  que hay a nivel nacional, tienen el monopolio y compiten entre ellas, por lo que la bajada de uno implicaría la bajada de todos y no pueden permitírselo», añade. Asimismo, aclara que su volumen de compra es superior al de muchas empresas del sector.