Conectadas más allá del Premio Planeta

María Albilla (SPC)
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Luz Gabás y Cristina Campos desgranan en sintonía las claves de las novelas que las han hecho ganadora y finalista de este galardón y que llegarán a las librerías el 4 de noviembre

Conectadas más allá del Premio Planeta - Foto: Toni Albir

Apenas se notaban ayer unas leves ojeras después de una larga noche. Las sonrisas, la felicidad de Luz Gabás y Cristina Campos, ganadora y finalista del Premio Planeta, respecticamente, inundaban las salas por las que pasaban. Pesaba un poco el cansancio tras unas escasas horas de sueño. Contrapesaba la ilusión de lo que está por venir. Para empezar, ver sus novelas en las librerías de todo el país el próximo 4 de noviembre. Lejos de Luisiana, la obra de la ganadora, saldrá con una primera edición de 210.000 ejemplares, mientras que la finalista, Historia de mujeres casadas, lo hará con 90.000.

La conexión que se desprendía entre ambas autoras era evidente. Hay chispa entre ellas e incluso entre sus novelas a pesar de la separación temporal entre ambas. La de Gabás transcurre en el siglo XVIII, mientras que la de Campos recorre la actualidad, pero la mujer y la maternidad, entendida con sus diferencias en ambos contextos, se conjuga con habilidad en ambas historias. Pero a la escritora aragonesa lo que le interesa en su nueva obra es la historia, con mayúsculas y con minúsculas. «Entre El ultimo mohicano y las películas de John Wayne había un vacío de 40 años que es el que llena Lejos de Luisiana», explicaba con humor Luz Gabás. Su propuesta: una novela sostenida sobre una impecable labor de documentación que cerca estuvo de costarle la salud y una trama coral tan armonizada que, en palabras del escritor Juan Eslava Galán, «le ha salido una orquesta sinfónica».

«Hasta los nombres de los jefes indios son ciertos», explica la escritora. Las distancias que había, qué se comía entonces o cómo se vestía... están estudiadas al milímetro para que el narrador encuentre ese equilibrio entre la Historia y la literatura, «entre la razón y la pasión» de una novela coral que tuvo su punto de partida en la curiosidad personal de la autora. Pero «no hay reivindicación histórica», aclara en relación al desconocimiento que existe todavía sobre el papel que los españoles tuvieron en la colonización de la zona sur de EEUU.

Visión cinematográfica 

Entre los puntos coincidentes que unen a Gabás, Campos y a sus historias está que ambas resaltan la utilidad del lenguaje cinematográfico. Las dos saben de lo que hablan. La primera novela de Gabás, Palmeras en la nieve, fue llevada al cine, y la propia Campos está muy vinculada al formato audiovisual como directora de casting. 

«Mentiría si dijera que no he fantaseado con que Historia de mujeres casadas llegue al formato audiovisual. También si dijera que no he pensado en quién podría ser cada personaje… pero no puedo decir más», explica risueña la finalista de esta 71 edición del premio en referencia a Gabriela, Silvia o Cósima.

«Soy una mujer que escucha muy bien a sus amigas y todo lo que narro son historias reales de personas de carne y hueso a las que he robado ciertas partes de su vida», agrega. Quizá haya quien se vea reflejada en Silvia, que nunca le dice a su marido que no disfruta del sexo, pese a practicarlo cuatro veces por semana, o la propia Gabriela, felizmente casada, pero a la que un día se le cruza Pablo, el amante ideal, con el que empieza una doble vida. No se separa por su hijo. «Y esto pasa. Muchas mujeres no se separan por sus hijos», explica. En una tercera trama está Cósima, cuyo esposo tampoco siente deseo hacia ella, que se acaba enterando de que se acuesta con prostitutas. «Me ha servido para hacer un estudio del deseo, pero todo está contado con mucha ternura».

Las mujeres de su novela son inteligentes, actuales, sensibles y todas continúan creyendo en el matrimonio al que permanecen atadas por los hijos. «El factor del hijo es clave. La historia no funcionaría sin él», agrega sobre una novela que ha tardado seis años en escribir. Un tiempo considerable en el que, pandemia mediante, también guionizó su primera novela, Pan de limón con semillas de amapola, con el director Benito Zambrano y decidió ser madre por tercera vez a los 43 años.