Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


A por todas

25/07/2022

Es el nuevo grito de guerra de Pedro Sánchez, "A por todas". Lo pronunció varias veces en el debate sobre el estado de la Nación y también lo repitió en el largo y tedioso discurso que pronunció en la reunión del Comité Federal. Tedioso porque lo dedicó prácticamente entero a sus propuestas para luchar contra el cambio climático. Es un asunto muy serio que obliga a tomar decisiones drástica, pero que apenas mencionara la situación interna española, tan complicada que ha provocado la remodelación de la dirección socialista y la toma de decisiones importantes en el gobierno, es algo que sorprende. A no ser que se llegue a la conclusión de que Pedro Sánchez no es de este mundo.

Dio la impresión de no conocer la realidad española; y, si la conoce, peor, porque demostró que le tienen sin cuidado los problemas que angustian a la sociedad en la que gobierna. La inflación, el recibo de la luz, el empleo, la devastación de los incendios y tantos otros. Él va a lo suyo. Y como las elecciones andaluzas le han hecho ver que los españoles no tienen en tanta valoración a su persona como él cree merecer, ha optado por la solución que suelen tomar los que no saben cómo enfocar los problemas: matar al mensajero.

De un plumazo se ha cargado al portavoz parlamentario, al portavoz del partido y también a la jefa de comunicación del partido, la famosa Maritza. Cualquier cosa, cualquier cese, antes que reconocer los fallos propios. El resultado de esa actitud en la que no cabe la autocrítica, es que Sánchez ha perdido a los bastiones del equipo con el que consiguió ser secretario general socialista, después volver a serlo cuando le expulsaron del partido y, a continuación, cuando se puso a la tarea de ser presidente de gobierno. Ya no están con él José Luis Ábalos, Carmen Calvo y Adriana Lastra, sustituidos por figuras cuyo principal mérito es el servilismo. La ausencia de Ábalos y Calvo se nota. Mucho. Y la de Lastra, quizá se vea más pronto que tarde, aunque no era un personaje especialmente simpático. Pero al menos se sabía de qué iba. Mientras que algunos socialistas situados hoy en las alturas no tienen más discurso que el Pedro Sánchez. El que sea. Incluso cuando cambia de criterio.

Hasta hace unos días sus esperanzas para mantenerse en Moncloa se basaban en promover a Yolanda Díaz, porque pensaba que le podía garantizar unos escaños importantes. Hoy Yolanda Díaz ya no es la niña de sus ojos, apenas tiene contacto con ella y, encima, ha roto con Montero y Belarra. Una división que, en aplicación de la ley D'Hondt, supone una pérdida importante de escaños en la izquierda de la izquierda.

Mucho tendrá que cambiar las cosas para que "a por todas" sea un grito que aporta votos.