Editorial

La moción fracasará en resultado, pero servirá para las estrategias

-

La actividad política española mantiene en las últimas semanas el tono de confrontación habitual que se produce en los periodos de cuenta atrás hacia una cita con las urnas, generalmente cargado de ruido y de sobreactuación. Esta vez, además, a la proximidad de las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo se suma una moción de censura al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, presentada por Vox y cuyo debate comenzará este miércoles. Está abocada al fracaso porque no existe el más mínimo indicio de que el economista y exdiputado comunista Ramón Tamames, candidato a reemplazar a Sánchez, vaya a sumar más apoyos que los propios del grupo parlamentario que la propone. Sin embargo, la moción que se debatirá el miércoles y el jueves podría tener efectos en las estrategias. 

Vox tiene como objetivo atribuirse el mérito de la reprobación pública al Gobierno y de haber ofrecido al resto del arco parlamentario de centro derecha la posibilidad de acortar en medio año el que consideran nefasto mandato de Pedro Sánchez, pues figura el compromiso de disolver las Cortes Generales inmediatamente después de ganar la moción y hacer coincidir las municipales y autonómicas con el proceso de generales. El Partido Popular intentará evidenciar que la moción era inoportuna porque solo habrá servido para permitir a Sánchez enarbolar una bandera de victoria pese a su desgaste. Y, por último, el Ejecutivo buscará la manera de hacer ver a su potencial electorado que aunque PP y Vox vayan a votar distinto en la moción, van camino de unir sus destinos en ayuntamientos, gobiernos regionales y, si fuera necesario, en el de la nación tras las elecciones generales, inicialmente previstas para diciembre. La moción de censura, por tanto, difícilmente será inocua pues todos los partidos van a intentar aprovechar el foco para reforzar sus estrategias con la mirada puesta en mayo.

El 28 de mayo está señalado en el calendario por las grandes fuerzas políticas como una primera vuelta de las elecciones generales, de manera que nada que pueda resultar útil para los fines marcados va a ser desechado. Y esta moción de censura, por mucho que se pretenda devaluar interesadamente por el PP –de hecho, eso ya es en sí mismo estrategia– o por otros elementos inusuales que contenga como que al candidato le queden siete meses para convertirse en nonagenario, aportará al debate político de las próximas semanas. Las encuestas se encargarán de medir el impacto y orientarán intereses para el último tramo de la campaña. Salvo la del CIS, que siendo la única de todos los institutos demoscópicos de España que mantiene al PSOE por delante en intención de voto será difícil que algún partido la tome en consideración.