La foto en estas páginas lo muestra con todo su esplendor recién pintado, un gran mural donde gritan: «stop macrogranjas», «castilla y león futuro digno», y un cerdito al lado tachado. Son un grupo de jóvenes que se quejan ante la pérdida de más de cinco mil seiscientas explotaciones con menos de dos mil quinientos puercos. Aldeas y pueblos, pequeños propietarios no aguantan la oferta de precios bajos de las grandes empresas y se van despoblando porque no hay trabajo. Mientras, aumentan las explotaciones masivas, de más de tres mil quinientos animales y la cuadra porcina crece, en general, concentrándose en grandes explotaciones industriales. Ahí no importa ni el bienestar de los animalitos ni la ecología ni las gentes del lugar sino, sobre todo, el dinero que han de ganar. Tampoco importa la calidad de la carne, sino que engorden rápido y se venda barato para dominar el mercado.
La iniciativa de esos jóvenes es importante, aunque sea pequeña. Se juntaron, compraron pintura, diseñaron el dibujo y el mensaje y buscaron el muro donde advertir a la población. Esto me recuerda a mi más temprana juventud, cuando también usé una vez, con unos amigos, el pincel y los botes de colores para abortar la campaña sobre el aborto. Al menos se mueven, luchan y logran que sea noticia su imagen. No es poco. Que la voz de quienes no tienen voz sea escuchada. Aquí, en estas líneas, nos hacemos eco de su empeño.
En vez de buscar un modelo de agricultura y ganadería más acorde con la naturaleza y nuestros paisajes, donde se repartan los beneficios y las cargas, donde haya bichos que coman en el campo las bellotas, donde no sea la química quien solo los engorde, se dejan dominar por los grandes consorcios empresariales.
Adiós a las zahúrdas que mantenían con cariño los campesinos para elaborar luego sus ricos jamones y chorizos -dicen los grandes-, pero los pequeños nos apoyamos mutuamente tal vez con el modelo de Chesterton, quien defendía el «distributismo» con empeño: repartir trabajo y ganancias, construir una sociedad que evite la acumulación de pobreza y capitales. Muchos pequeños suponen algo grande.