Carmen Quintanilla Buey

Otra mirada

Carmen Quintanilla Buey


Igualistas

04/02/2023

Ayer, en un ratillo de charla con la señora Rufi, me decía: -Ahora todas las mujeres se parecen mucho unas a otras. Y se explica así: -Sobre todo, las pijas, las guapas, las figuronas, las famosas... ¡Es que todas se peinan igual!: Raya en medio... pelo larguísimo dividido en dos bandas laterales que les tapa sus medias caras y les llega al mismo borde de las cejas..., cejas que se muestran muy, pero que muy rellenas y espesas a causa de lapicero..., pestañas desproporcionadas y tan largas que se ve el plumero del truco, porque al natural no existen pestañas así..., labios operados y muy gruesos..., dentaduras restauradas y a punto para sonrisas fingidas y besos robados... y el resto de las caras repleto de eso que llaman botox... o botas... o algo así, y que por lo tanto destruye a machamartillo hasta la más profunda de las arrugas como por arte de magia. ¡¡Y ahí tenemos a la mujer robot!! ¿Guapas? Pues... no sé, porque a mí me recuerdan mucho a los maniquíes de los escaparates. Es que creo que hemos llegado hasta tal punto en lo tocante al adelanto por la estética y el embellecimiento que puede alcanzar la perfección aún a costa de vaciar el bolsillo, de los feillos, y sobre todo de las feillas que no se autosoportan. Y en lo concerniente de cuello para abajo, pasa lo mismo: Busto exuberante...., escotes que lo dejan casi al descubierto..., faldas con laterales abiertos de arriba a abajo..., en fin, maja -me dice la señora Rufi- con decirte que una de mis hijas y dos de mis nietas son el vivo retrato de lo que cuento. Y cuando yo les doy estos razonamientos que te estoy dando, porque desde luego, tanto apaño me parece un engaño, siempre lo toman a chufla y dicen que a ellas plin, porque duermen en pikolín. Y aunque el concepto de belleza femenina sea discrepante, y ya está visto que para gustos se hicieron los colores, si las mujeres más famosas promulgan ciertas modas, las mujeres sencillas, en la medida de su economía, tratan de imitarlas. Y antes de separarnos me dice mi amiga: - Bueno, maja, pero si tal como dices vas a contar estas cosillas en el periódico, procura no delatarme. La tranquilizo diciendo que sólo le cambiaré el nombre. Y, a ti, Candelitas, nuestra virgen patrona palentina, que seguramente no sabes ni lo que es un bisturí, pero que cada año estás más guapa... te ruego que... ¡¡me cuentes tu secreto!!

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