Editorial

La inclusión sociolaboral, decisiva en la discapacidad

Diario Palentino
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Se trata de trabajar, de ser útil, de cobrar un salario y de socializar. Lo normal

Desempeñar un trabajo, obtener un salario por ello y afianzar, de ese modo, la independencia económica y personal, es importante para todos, pero tal vez lo sea todavía más para aquellos que tienen una discapacidad y ver mermadas sus posibilidades de acceso al mercado laboral. La situación no está bien para nadie, salvando las profesiones y especialidades más demandadas en la actualidad, pero algunos colectivos llevan años sufriendo la falta de oportunidades. Por eso, son útiles y necesarios los centros especiales de empleo promovidos por instituciones, empresas y entidades, en tanto en cuanto constituyen un primer paso en ese acceso o el único posible en muchos de los casos. Un ejemplo muy palentino es el del Grupo San Cebrián, con muchos años a sus espaldas de trabajo en pro del crecimiento y el desarrollo de las personas con discapacidad intelectural y, por descontado, en su inclusión laboral. Así, a través de su centro especial de empleo presta servicios de hostelería y catering desde hace doce años, y en estos momentos genera veintidós puestos inclusivos. Una decena lo ocupan quienes presentan grandes necesidades de apoyo por sus características físicas e intelectuales.

 Nadie puede discutir que cada tipo de trabajo exige unos conocimientos, habilidades y capacidades que son específicos y que se apoyan en la formación y en el aprendizaje. Por eso, no todo el mundo puede desempeñar cualquier empleo. No quiere decir, sin embargo, que las personas con alguna discapacidad tengan que resignarse a talleres meramente lúdicos y ocupacionales o a trabajar exclusivamente en espacios superprotegidos. Aprenden, se adaptan y son tan eficientes como el que más, siempre,  claro está, que la desconfianza no les marque desde el primer día. De hecho, siete empleos en cocina, dos en transporte de alimentos y trece camareros de la Fundación Grupo San Cebrián demuestran a diario que saben hacer su trabajo. La cafetería y la elaboración de menús diarios en la residencia de mayores Puente de Hierro, de la Junta, y el bar-restaurante del Refugio del Monte, del Ayuntamiento palentino, son ámbitos en los que se desenvuelven estas personas, de cara al público y sujetas, como cualquier otro profesional, a las tensiones diarias, a la presión y al dictamen del cliente.

Otros trabajan en el servicio de comida a domicilio, que llega en estos momentos a treinta y dos personas. También ellos están sometidos a la evaluación de los clientes y a la de sus formadores y coordinadores. A menudo no es fácil y cabe la posibilidad de que no rocen la perfección, como tampoco lo hacen todos los días los mejores chefs o los camareros más veteranos. Se trata de trabajar, de ser útil, de tener un salario y de socializar. Lo normal.