Editorial

Cafés con futuro para jóvenes, profesionales y aficionados

Diario Palentino
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El Aula del Café ha servido en este primer año de andadura para poner de manifiesto que es una herramienta útil y que puede contribuir a que Palencia se convierta en la Ciudad del Café y a que las empresas del sector crezcan en desarrollo y presencia

Decir que Palencia dispone de un Aula del Café desde el pasado mes de marzo puede no tener, en un primer momento, repercusión si no se conocen sus circunstancias, sus características y los logros conseguidos en sus primeros nueve meses de vida. Puede sonar, incluso, a un espacio entre lúdico y social, más teniendo en cuenta que vivimos en un país de bares y cafeterías donde, incluso con la pandemia, es más factible el encuentro y la relación. Sin embargo, el Aula del Café no es un espacio para la degustación y las relaciones sociales, sino un lugar pensado y desarrollado para el aprendizaje. Se trata, además, de un aprendizaje específico encaminado al máximo aprovechamiento de una de las fortalezas económicas de la provincia. 

Y es que dos de las tres industrias de café soluble que hay en España están radicadas aquí y, teniendo en cuenta que en toda Europa solo hay cinco y que en el mundo entero suman cuarenta y tres, está claro que Palencia ocupa un lugar relevante en ese ámbito industrial. Por eso, el Ayuntamiento y el Centro Tecnológico de Cereales de Castilla y León (Cetece) venían trabajando desde hace varios años, junto a las cefeteras Prosol y Seda Olam, en la consecusión de un espacio de formación y promoción. No parecía fácil conseguirlo, pero se ha logrado, con una importante inversión de fondos europeos de la Edusi (Estrategia para el Desarrollo Urbano Sostenible Integrado) y en un ámbito como el Efides, cuyos ejes son la formación y la innovación. El Aula del Café ha servido en este primer año de andadura para poner de manifiesto que es una herramienta útil y que puede contribuir en buena medida a que Palencia se convierta en la Ciudad del Café y a que las empresas del sector crezcan en desarrollo y en presencia, al igual que se está haciendo en países como Vietnam o Colombia. Unas cafeteras potentes necesitan contar con personal debidamente cualificado y el territorio que las alberga ha de  acompañar ese proceso, apoyándolo y difundiéndolo porque, al final, este tipo de proyectos solo son viables con la suma de voluntades.  

 Dos cursos formativos para obtener el certificado de profesionalidad en fabricación de productos y sucedáneos de cafe, con participación de treinta alumnos, de los que la cuarta parte ha encontrado empleo directo en Prosol o Seda, avalan la utilidad del Aula del Café, que impartirá un tercero durante este primer semestre de 2022. Actúa como una planta piloto en la que se aprende la totalidad del proceso, desde los lugares de origen, las calidades y diferencias entre unos y otros cafés, el tostado, el molido y demás procesos hasta el producto final. Y dispone de laboratorio y de zona de cata y degustación. Porque al final también es un espacio para los profesionales y para los aficionados al mundo del café. Y, como se ha visto, un motor de empleo, que aún tiene mucho que hacer y demostrar.