En estos tiempos de clausuras de actividades y cierres de negocios por doquier, el que algo nuevo surja a la luz, se inaugure y quede así abierto al público para deleite y goce de todos nosotros y de las generaciones que nos seguirán, es un motivo de gran calado a resaltar; y que, en este caso, producirá una especial satisfacción a los amantes del ferrocarril, que se pondrá en valor con noticias como esta.
Y es que recién ha abierto en el sur de nuestra provincia un nuevo Museo.  Tratándose en esta ocasión del Museo del Ferrocarril que, como es de ley, le correspondía su ubicación a la localidad de Venta de Baños.  Y en ella ha quedado instalado; porque, ¿dónde si no?.
En efecto; puesto que si hay una población que durante años ha estado volcada hacia el mundo del ferrocarril por antonomasia, dándole incluso su origen como tal y su desarrollo posterior en torno a su estación del tren, esta es Venta de Baños.
Una localidad que pasaría a ser, durante el pasado siglo, el nudo ferroviario más importante del norte de la península, gracias al desarrollo del ferrocarril como tal y la estación de Venta de Baños en especial.
Bien, pues como decimos, estos días ha tenido lugar en la localidad venteña la inauguración, por fin, de su Museo del Ferrocarril.  Un logro, cuya consecución ha venido precedida del incansable trabajo realizado a lo largo de muchos años, tanto por parte del propio Ayuntamiento de la localidad, como por parte de la Asociación Venteña de Amigos del Ferrocarril, cuyos socios han sido los verdaderos impulsores del mismo, y sin cuya inestimable y constante colaboración no hubiera sido posible haberlo abierto.
Unos socios que, fieles a su amor por el mundo del ferrocarril y los trenes, no dudaron en luchar y luchar hasta hacerse con la posesión de muchos útiles que formaron parte del conocido como camino de hierro, que ahora se exhiben en este Museo. 
Y estando allí, la oportunidad de verse junto a la máquina de vapor más popular de los últimos tiempos por estos lares, la famosa Verraco, que aún puede circular por nuestras vías; haciéndolo hoy en pequeños viajes más bien de exhibición.  
Todo un tesoro a cuidar.