Hoy, cuando las páginas de este periódico vean la luz y lleguen a sus manos, lectores amigos; habrá ya muchos palentinos que se encuentren velando armas –décimos de lotería extendidos sobre la mesa-, esperando el día de mañana, a la hora en punto, lápiz y papel dispuestos, para sentarse delante del televisor y no perder detalle del gran sorteo del Gordo de Navidad del 22 de diciembre; esperando pacientemente por si los niños y niñas del Colegio de San Ildefonso cantan alguno de los números que oportunamente adquirieron para el sorteo de lotería más famoso del año.
Y es que en un pasado reciente adonde la memoria todavía nos puede transportar con cierta facilidad, cuando ni por asomo se adivinaba el gran desarrollo que adquirirían los medios de comunicación y las tecnologías en general, si había un día mágico por excelencia, que sentaba a toda la familia frente al televisor desde primera hora de la mañana, era éste del gran sorteo de la Lotería de Navidad, donde sin duda la televisión ocupaba el centro de los hogares, retransmitiendo al país entero en riguroso directo este familiar sorteo.
Bien, pues al día de hoy habría que decir que, aunque todavía se espera el 22 de diciembre con bastante interés mediático, es cierto también que la forma tradicional de seguir el sorteo ha demudado a otras fórmulas actuales para conocer el resultado de los números premiados, a raíz justo de la proliferación de las nuevas técnicas de comunicación, vía internet y redes sociales principalmente; aunque siempre existan los clásicos conservadores de la tradición, que prefieran sentarse ese día frente al televisor y seguir paso a paso la mecánica de la extracción de las bolas de los bombos acompañada de la familiar y machacona cantinela de los niños y niñas que extraen tanto los números como los premios.
Eso sí, la emoción de los afortunados con algunos de los primeros premios del sorteo, sigue presente durante toda la mañana, como bien se encargan de trasladarnos en los informativos las diferentes cadenas de televisión; y más si se trata del famoso gordo, donde ya la alegría se desborda de manera exponencial.
¡Suerte en el sorteo!.