1.San Román de Entrepeñas. «Cuando necesito alejarme del ruido, acudo a este enclave de mi pueblo, Santibáñez de la Peña. El sonido de las aguas del río Berbecario y el trinar de los pájaros, lo único que se escucha aquí, me devuelve la calma. Un torreón abandonado es el único vestigio en pie del antiguo Monasterio de San Román. Me parte el alma ver que se condena al olvido, hay que seguir peleando por su declaración BIC».
2.Peña La Virgen. «Los lugareños la conocemos así, aunque para los montañeros es Peña Cueto. Me brinda un inigualable cuadro desde el patio de mi casa, y el año pasado, cuando necesitaba especial conexión con la naturaleza, decidí contemplar ese patio desde sus 1.951 metros de altitud. Ascender hasta su cima, y deleitarme con sus espectaculares vistas -y hacerlo además con dos buenos amigos que compartían mi misma necesidad-, fue una experiencia sublime».
3.Santuario del Brezo. «La casa de la patrona de todos los pueblos de La Peña es especial para muchos palentinos; más si cabe, para los peñiegos, que sentimos éste como un lugar que necesitamos visitar con frecuencia porque nos ofrece esa especie de abrazo cálido de una madre cuando regresas a casa. Con ello mantengo viva la memoria de esos antepasados, para quienes peregrinar al santuario concluida la temporada alta en el campo significaba, sobre todo, alegría».
4.El Refugio del Corral: «Lo levantaron los mozos del pueblo cuando era apenas una niña y mis amigas y yo subíamos a darles palique y echar unas risas. Luego este refugio ha sido escenario, testigo y cómplice de grandes experiencias de juventud -y, en mi caso, hasta de mi inolvidable despedida de soltera-. Es un oasis de descanso que ofrece un marco incomparable del cielo estrellado más maravilloso del mundo».
5.Castro de la Loma. «El yacimiento encontrado en 2003 en Santibáñez de la Peña me maravilló, y saber lo que esconden las entrañas de la tierra acerca de la batalla que allí libraron los indígenas cántabros de boca del experto Eduardo Peralta, más aún. Se ha diseñado una pequeña ruta con paneles explicativos, por lo que invito a todos visitarlo y, si es posible, a aprovechar las jornadas de puertas abiertas, porque nos ponen ante una historia de película acaecida bajo nuestros pies, pero hace -ahí es nada- como 2.050 años».
6.Cascada de Mazobre. «Mi ruta de senderismo favorita. Primero, porque su puerta de acceso está en Puente Agudín, escenario de la fiesta de la Montaña Palentina, en la que los miembros del CIT de Velilla siempre me reciben con generoso cariño y de la que me permitieron ser pregonera; segundo, porque el paisaje es naturaleza en estado puro; y tercero, porque la recompensa al final del camino, esa magnífica cascada, es un auténtico regalo para los ojos y el alma».
7.Velilla y Ruta de los Pantanos. «Velilla del Río Carrión es un pueblo que adoro porque a él me unen vínculos familiares. Es mi lugar preferido para comenzar la Ruta de los Pantanos. Las Fuentes Tamáricas, los embalses de Compuerto y Camporredondo, el mirador de Alba de los Cardaños, Puente Agudín, el mirador del Alto de la Varga y la terraza del Parador Nacional de Cervera de Pisuerga, son paradas obligadas para disfrutar de esta ruta».
8.La Olmeda: «La villa romana de Pedrosa de la Vega es un tesoro del que creo que todos los palentinos estamos obligados a presumir, como también lo estamos de agradecer la generosidad de Javier Cortes Álvarez de Miranda, el hombre que descubrió el yacimiento y que lo cedió para que se convirtiera en la gran joya del turismo palentino. Entrevistarle es una de las mejores experiencias que he tenido como periodista y guardo el audio de nuestra conversación con mucho cariño».
9.Cervera y el pantano de Ruesga. « Imposible de olvidar el sabor de las verbenas cerveranas con motivo de las fiestas de Nuestra Señora y San Roque, ni aquel formidable ambiente que había en el pantano de Ruesga cuando su zona de acampada estaba en el top de las áreas recreativas de este tipo; un área que espero que se recupere».
10.Ruta de tapeo de Guardo a Villaverde:. «Ir de tapas por Guardo, a comer las patatas bravas de La Chuleta, los torreznos del Venecia o el Triana, las sopas de ajo del Santa Marta y visitar a mi amiga Puri en La Alegría para degustar su sorpresa del día, siempre ha sido un placer. Es cierto que el tapeo ha perdido algunos de estos lugares, pero cabe la posibilidad de ir a Santibáñez de la Peña, donde los bares Vival, Mario y Mylo le han tomado el relevo y ofrecen sabrosos pinchos cada mañana, e incluso culminar la ruta en El Duerno de Villaverde, donde igualmente maridan nuestro vermú con estupendas tapas».