Sonrisas para quienes más las necesitan

A. Benito
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Un grupo de dentistas, entre ellos el palentino José Manuel Cervera, viaja hasta Guinea-Bisáu con la cooperativa Sonrisas por el Mundo, que da servicios de odontología en algunos países desfavorecidos

Sonrisas para quienes más las necesitan

Casi 5.000 kilómetros separan España de Guinea-Bisáu, uno de los diez países más pobres del mundo, pero la distancia no ha sido ningún impedimento para los cerca de treinta dentistas que, a finales de febrero, cambiaron su puesto de trabajo habitual por viajar hasta el continente africano con el objetivo de repartir sonrisas.


«El proyecto, organizado por la ONG Amigos de Gambia y el grupo de cooperantes Sonrisas por el Mundo, lleva varios años funcionando. Al principio, el destino de las expediciones fue Senegal y Gambia. Este año se ha sumado Guinea-Bisáu». Quién habla es José Manuel Cervera, un joven palentino que ha tenido la oportunidad de participar junto a su novia también palentina y algunos compañeros de universidad en esta bonita experiencia. 


«Ya tenemos ganas de volver y de seguir ayudando», continúa este profesional de la odontología, al que el viaje le ha hecho retomar su vida con otro chip. «Ver la situación en la que se encuentran otras personas te hace valorar las cosas que realmente importan», añade al tiempo que asegura que «si todo el mundo aportase su pequeño granito de arena, el mundo podría cambiar». 

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En Bafatá, una región con un tamaño similar a la suma de las provincias de Palencia y Valladolid en la que solo hay un hospital y un hotel, los dentistas y también quienes les acompañaron para hacerse cargo de las tareas de administración, limpieza, organización o guardería, han podido ayudar a cientos de personas. «Cada día atendíamos a unos 150 pacientes, aproximadamente, en una sala del hospital con camillas muy antiguas y con un frontal», comenta el joven.


Estas precarias condiciones de trabajo hicieron que más de uno tuviera que sacar el McGiver que lleva dentro, pero no restó ni un ápice de la profesionalidad y el buen hacer de un equipo  que sacó lo mejor de sí mismo ante la falta de recursos. «A pesar de todo, estamos muy satisfechos del trabajo realizado. La jornada comenzaba a las nueve de la mañana y concluía a las cuatro de la tarde. Allí no se dedica el tiempo a salvar un diente, sino que nuestra labor consistía en evitar males mayores, por eso realizamos numerosas extracciones y varios empastes», indica Cervera, que lo que peor llevaba era el asfixiante calor en la sala de trabajo.


Además, la visita de los dentistas españoles ha servido para formar a un médico guineano, Ndafá, que aún hoy sigue en contacto con los jóvenes y les actualiza la información sobre la evolución de los pacientes. «Para nosotros eso es lo que más vale. Recuerdo el caso de una niña que tenía un absceso cutáneo y la piel necrosada. Sin tratamiento, podría llegar a provocarle la muerte, pero gracias a las fotos que nos ha enviado Ndafá hemos podido comprobar que la herida ya está cerrada», apunta José Manuel Cervera, que se alegra de tener una persona de referencia en Bafatá, adonde espera regresar el año que viene.

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Y es que la experiencia ha sido muy enriquecedora para todos los participantes, que además de ayudar a quienes más lo necesitan, han podido disfrutar de la dulzura y la esencia de África. «Con lo que más me quedo es con el vínculo con este médico, pero también con el resto de las personas a las que he conocido y con mis compañeros de viaje. Ojalá hubiera más gente como ellos», expresa el joven palentino.


Por supuesto, la expedición también ha sido aprovechada por los cooperantes para llevar medicamentos básicos como ibuprofeno y paracetamol, cepillos y pasta de dientes, anestesia e instrumental, entre otras cosas. Según explica Cervera, el equipo visitó además varios colegios con el objetivo de concienciar a los más pequeños sobre la importancia de mantener una boca sana, una tarea complicada en un país en el que, no solo no existe la costumbre de lavarse los dientes, sino que la mala alimentación provoca muchos de las enfermedades bucodentales.


Con respecto a la comunicación, los dentistas españoles contaron con la ayuda de los numerosos médicos cubanos que trabajan en Guinea-Bisáu. «Su idioma es el portugués, pero entre lo que nos han ayudado, que algunos saben algo de español y que nosotros también hemos aprendido palabras básicas, no hemos tenido ningún problema», continúa este profesional de la odontología que aprovecha la ocasión para agradecer la colaboración de Fofana, un diputado guineano que ha sido el que ha facilitado el desarrollo del proyecto. «Su comportamiento ha sido extraordinario», subraya.

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Un orfanato fundado por una monja costarricense llamada Isabel y en cuyo mantenimiento colaboran varias organizaciones fue otro de los lugares que tuvieron la oportunidad de visitar los cooperantes españoles. «La llamaban mami, y no me extraña porque es la madre de todos», explica Cervera, quien reconoce que en este centro los niños tenían más recursos que muchos de los que iban al hospital.


Por último, los jóvenes, que ya están preparando la próxima expedición y esperan coincidir con muchos de los pacientes de este año, conocieron a un periodista sevillano que lleva años realizando labores humanitarias en el país africano. «Había puesto en marcha una radio de mujeres con el fin de propiciar su empoderamiento, ya que en Guinea-Bisáu siguen siendo los hombres los que mandan y aún queda mucho camino por recorrer para que las mujeres sean independientes, sobre todo económicamente», apunta finalmente el dentista palentino. 

 

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FOTOS: José Manuel Cervera y Paula Caamaño