Parece que fue ayer, pero ya se ha cumplido un año desde que debutara en Olivenza con los del castoreño...
Pues sí, ya ha transcurrido un año desde que viera cumplido ese sueño de todo novillero sin caballos. Y poderlo hacer en una plaza de la categoría de Olivenza, dentro de una feria con tanto nombre, creo que es algo indescriptible para mí.
Un 2022 en el que, aunque los números no fueron elevados, pudo pisar algunas plazas importantes, sobre todo por tierras francesas
Así está siendo, gracias a Dios, pues en mi corta carrera Francia me está dando mucho lugar y muchas oportunidades, de ahí que esté muy agradecida al país vecino por cómo me está tratando y por abrirme un hueco allí. En cuanto a la temporada en sí, pienso que fue cortita pero completa, ya que esta profesión es una carrera de fondo en la que hay que ir escribiendo despacito, pero con buena letra.
Fue la afición de sus padres la que hizo que surgiera en usted ese amor hacia la feria brava
Ambos han sido desde siempre muy aficionados y desde que era pequeña iba con ellos a las plazas de toros. Así que parte de culpa hay que atribuírsela a ellos (se ríe). Luego decidí apuntarme a la Escuela Taurina de Salamanca.