Termina una larga y extenuante campaña electoral a las elecciones autonómicas de Castilla y León, precedidas de una precampaña no menos agotadora e intensa. Jamás los partidos políticos habían dedicado tanta energía y entusiasmo a captar el voto de nuestros conciudadanos. Esperemos que las promesas, de unos y de otros, no queden en agua de borrajas.
Muchas han sido las propuestas y numerosas las declaraciones de intenciones para abordar el futuro de nuestra Comunidad. Los máximos dirigentes nacionales de todas las formaciones en liza se han volcado en apoyar a sus correligionarios regionales. Es de agradecer el súbito interés demostrado, a tenor de su protagonismo mediático durante estas últimas semanas. Sin embargo, me temo muy mucho que todos han querido reforzarse cara a la convocatoria de los próximos comicios generales, cada vez más próximos.
Hemos vivido una contienda que tendrá su certificación, mediante el escrutinio a celebrarse el próximo domingo, del que deparará la verdad de los dichos pasando a los hechos. A partir del lunes comenzará el momento de la verdad. Ya no cabrán eslóganes mitineros ni ingeniosas ocurrencias como las que hemos venido escuchando.
Castilla y León se ve afectada por un progresivo declive demográfico de difícil solución. Formamos parte, lamentablemente, de aquello que se conoce como la España vaciada, una comunidad que tiene una población envejecida, dispersa y que de manera interrumpida se sigue vaciando de recursos humanos,  perdiendo efectivos de mano de obra joven, mucha de ella altamente cualificada, ya que muchos de nuestros jóvenes se ven abocados a tener que buscar un mejor porvenir lejos de la tierra que les vio nacer, crecer y formarse. 
Junto a ello y con ello, se multiplican los problemas del mundo rural en todos sus aspectos. Esperemos que de lo dicho haya algo de verdad y podamos afrontar un futuro con esperanza e ilusión. Mañana reflexionaremos sobre todo ello y decidiremos cuál será el voto que emitiremos en las urnas. Es el momento de tomar decisiones de notables repercusiones. Suerte.