Chapuzones supervisados

Pablo Caminero
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Socorristas y bañistas se reencuentran un verano más y la afluencia no varía con respecto a los últimos cursos de más calor. El uso de gorro en el agua es la única restricción que se mantiene desde el inicio de la pandemia

Los socorristas vigilan que los bañistas cumplan las normas - Foto: Juan Mellado

Hasta julio de este año, 19 personas han sufrido ahogamientos en piscinas en España, según el Informe Nacional de Ahogamientos de la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo. Desde que iniciara el verano, en junio, 13 son las víctimas de ahogamiento. Por lo tanto, la mayoría de ellas se producen en estas fechas de calor en las que se abren las piscinas descubiertas. Los socorristas son los encargados de evitar que suceda.

Durante el verano y momentos como el actual de ola de calor, las piscinas municipales reciben a los bañistas que buscan refrescarse. Para ello, la empresa Clece, que es la encargada de gestionar las instalaciones del Sotillo, San Telmo y El Monte, prepara a sus equipos de salvavidas.

Quienes vigilan por la seguridad de los bañistas cuentan con cursos específicos de socorrismo y formación propia de las piscinas del municipio. Los requisitos exigidos son tener más de 16 años, poseer conocimientos de natación o tener la titulación exigida impartida por las federaciones territoriales. Además, también es válido contar con el título de Técnico Superior en Animación de Actividades Físicas y Deportivas (Tafad) o de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (INEF). 

Los socorristas vigilan que los bañistas cumplan las normasLos socorristas vigilan que los bañistas cumplan las normas - Foto: Juan MelladoHasta 2020, los salvavidas contaban con clases para el uso de desfribiladores una vez entraban a trabajar en las instalaciones. Desde entonces, los propios cursos de socorrismo incluyen esa materia y es innecesario repetirlo una vez son admitidos en el puesto. A mayores, destacar que estos cursos caducan, pues los trabajadores deben renovar la licencia cada dos años. Este proceso consta de dos partes. Existen unas pruebas similares a las que realizaron en el curso la primera vez y, además, pasan una prueba a través de un examen. 

Los vigilantes se muestran preparados por haber pasado los cursos y pruebas de renovación. Aun así, los socorristas Lucía Yuguero e Ismael Aguayo relatan que, por suerte, nunca se han visto obligados a actuar en situaciones graves como ahogamientos. En sus turnos, las picaduras de abejas y pequeños cortes son las tareas más habituales.

Durante las mañanas, la afluencia de gente en las piscinas del Sotillo es menor que por las tardes. «La jornada matinal consta, sobre todo, de grupos de niños de actividades como los Pequejuegos», comenta Ismael Aguayo, socorrista de la piscina del Sotillo. Por este motivo, el número de vigilantes es diferente en esos turnos. Mientras que cuatro controlan la piscina por la mañana, son cinco quienes velan por la seguridad durante las tardes. Lo fines de semana, por su parte, cuentan con un socorrista más en la plantilla. De esta manera, el agua queda cubierto por más o menos uno de ellos, mientras tanto, el botiquín cuenta con su propio socorrista al cargo, según explican los  vigilantes.

Los socorristas vigilan que los bañistas cumplan las normasLos socorristas vigilan que los bañistas cumplan las normas - Foto: Juan MelladoEn estos últimos años, la cantidad de gente que acude a la piscina a refrescarse no ha variado demasiado pese a que existieran ciertas limitaciones. El verano pasado las restricciones fueron un poco más laxas, pero la falta de ellas este curso no se ha traducido en una mayor masa de gente ocupando las instalaciones, pues no había disminuido con anterioriodad. «El año pasado también hubo mucha gente, aunque había bastantes restricciones. Ahora, lo único que mantenemos es el uso de gorro en los momentos de baño», cuenta Lucía Yuguero, socorrista de las piscinas del Sotillo. 

En estos días de calor, asiste gran cantidad de gente a las piscinas. Los socorristas, por su parte, piden colaboración a los bañistas. «Lo peor es que tienes que poner mala cara a la gente porque no te hacen caso», explica Ismael Aguayo. 

Distribución. El reparto de trabajadores en las piscinas de la capital, gestionadas por la empresa Clece, se divide entre las instalaciones del Sotillo, del Monte y de San Telmo. Esta firma lleva trabajando más de veinte años en las piscinas palentinas. Sin embargo, no siempre ha gestionado estas tres recintos al completo. 

Comenzó en las piscinas del Sotillo en 2003, realizando la limpieza previa a la apertura. Posteriormente, se encargó de las instalaciones del Monte. Pese a ello, no sería hasta 2008 cuando comenzara con la gestión integral de las piscinas del Sotillo y el Monte. Aunque se vio interrumpida en 2011 y en la temporada 2013/2014, recuperó la dirección y lo sigue haciendo hasta día de hoy. Mientras tanto, gestiona y dirige el complejo del barrio de  San Telmo de manera ininterrumpida desde el curso veraniego del año 2001.