Veterinarios y farmacéuticos interinos en pie de guerra

J. Benito Iglesias
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El personal sanitario no asistencial de la Junta, que lleva tres días de encierro en la Delegación Territorial, pide paralizar las oposiciones pendientes y cumplir la directiva europea que sanciona al empleador que abusa de la temporalidad excesiva

Veterinarios y farmacéuticos interinos en pie de guerra - Foto: Óscar Navarro

«Lo legislado no se negocia, se cumple», señala con vehemencia  José Vicente Matanza, delegado de la Unión Sindical de Castilla y León (Uscal) y veterinario interino de la Junta dentro del personal sanitario no asistencial. «La administración regional nos quiere cambiar el proceso de concurso oposición que valora mucho nuestra experiencia y méritos acumulados, en muchos casos adquiridos en 18-20 años.  Simplemente pedimos que exista igualdad, que se cumpla la ley y no que se convoque ahora una oferta pública de empleo acumulada, cuando se está elaborando un proceso normativo que dará solución a la elevada  temporalidad existente y puede acarrear recursos», dijo.

Al respecto, la farmacéutica Marta Pérez, también delegada sindical de Uscal, se muestra clara en la reclamación de forma conjunta con el cuerpo de veterinarios en situación de temporalidad. «En este ámbito hay una directiva europea que data de hace 20 años y se incumple, dado que si se superan tres años como interino habría que consolidar esas plaza para que fueran estables, sancionando si no se hace al empleador como en las empresas privadas. Se quieren convocar ya oposiciones y luego habría que paralizar esos procesos selectivos, ya que si un interino tiene derecho a una plaza por méritos acumulados y luego la saca otro aspirante habrá duplicidad para cubrir ese puesto», asevera.

En este sentido, José Vicente Matanza se queja de que el colectivo sanitario asistencial de la Junta no está siendo tratado con equidad  «Accedimos como interinos a la función pública con los principios de mérito, igualdad y capacidad, esto no se respeta y no hemos tenido igualdad de oportunidades frente al resto de colectivos. En 30 años tanto veterinarios como farmacéuticos solo hemos tenido cuatro convocatorias para consolidad plazas», expone, al tiempo que Marta Pérez, añade que «la incertidumbre sobre si te van a echar o cesar en tu puesto es constante».

Tres días de encierro con incidencia en la salud

El colectivo de interinos lleva tres días y dos noches de protesta en la sede de la Junta con carácter indefinido. Tres personas haciendo noche desde el pasado lunes y hasta ocho en distintos turnos durante el día, pidiendo días de asuntos propios para mantener vivo el encierrro. El colectivo de veterinarios y farmacéuticos que pertenece al cuerpo interino de personal sanitario no asistencial de la Junta ha hecho suyo un pequeño espacio en la planta baja de la Delegación Territorial entre sillas, mesas, un radiador, termos de bebida caliente, chalecos reflectantes, pancartas reivindicativas, colchones y mantas, estos últimos recogidos hasta que llega la hora de dormir.

Veterinarios y farmacéuticos interinos en pie de guerraVeterinarios y farmacéuticos interinos en pie de guerra - Foto: Óscar NavarroLos tres días de protesta van dejando algunas secuelas para la salud. «La gente puede pensar que somos exagerados o que nos quejamos mucho, pero esta situación genera estrés emocional y problemas vitales. El martes por la tarde una compañera que estaba encerrada y se iba a quedar a dormir se sintió mal. Llamanos al médico y sufrió un problema cardíaco, teniendo que ser trasladada en ambulancia e ingresada después en el hospital Río Carrión. Se le ha diagnosticado un proceso de ansiedad y ya se encuentra recuperándose en observación en su casa», incidió José Vicente Matanza.

Veterinarios y farmacéuticos interinos en pie de guerra
Veterinarios y farmacéuticos interinos en pie de guerra - Foto: Óscar Navarro
Las personas que duermen en el largo pasillo de acceso al edificio de usos múltiples de la Junta hacen lo que pueden para estar en las mejores condiciones posibles. «La verdad es que hace bastante frío en esta zona y nos apañamos con saco de dormir y mantas. Los compañeros traen comida y lo que podamos necesitar para el encierro. Luego por la noche algún bocadillo para reponer fuerzas y botellines de agua. Impedimentos no hay y tenemos accesos a los baños públicos», señala Marta Pérez.