Dionisio Lamas Muñoz

Tribunal Libre

Dionisio Lamas Muñoz


Pandemias

13/12/2021

La noche oscura y tenebrosa de las etiologías patogénicas, en especial de las víricas, tiene su origen desde los tiempos más remotos de la antigüedad, (en la suciedad) de pueblos y ciudades y en el hacinamiento de las mismas. Es esta la razón de todos los procesos infecciosos, y que arrastra la persona humana en todos los ámbitos en los que se desenvuelve, en ambientes insalubres dentro y fuera del espacio familiar.
Las grandes pandemias han sido el azote de la humanidad a lo largo de los siglos: la peste de Justiniano, 541 d.C.; la peste negra, siglo XIV; la gripe española, 1918; la gripe asiática, 1957; el VIH, 1981; el covid-19, por citar unos pocos ejemplos.
En los espacios públicos, las conductas incívicas que llenan las calles, plazas, jardines y parques de: flemas, toallitas, servilletas, pañuelos, excrementos de mascotas, bastoncitos, plásticos, y en general cuanto genera inmundicia, son las que provocan las pandemias, las infecciones víricas.
Es necesario con celeridad, tomar conciencia sobre la salud y erradicar la enfermedad vírica desde la higiene y saneamiento de cuanto rodea la vida humana en todos los aspectos ambientales y naturales. Se tienen que modificar los hábitos y las conductas de la convivencia en sociedad y familiar, y tomar actitudes de civismo frente a quienes tenemos a nuestro alrededor, dejando de arrojar al suelo en casa y en la calle, cualquier residuo o desecho, como recoger la deposición de los animales de compañía en cualquier lugar.
Si no cambia la cultura incívica de la dejadez y el descuido, legado de la inmadurez y de la escasa educación personal, obtendremos sociedades insanas, llenas de dolencias y padecimientos, donde el dolor de las pandemias reducirá la calidad de vida y la vida misma, y seguiremos dando la razón al filósofo inglés Thomas Hobbes, cuando afirma en su obra el Leviatán, que el hombre es un lobo para el hombre.
No está en disposición de  preguntar el ser humano, de donde vienen las pandemias, porque es la misma persona la que engendra las enfermedades infecciosas, desde su dejación, su postración y su insociabilidad.
No admitir la percepción de la higiene y el aseo en todos sus aspectos, convierten a la persona en misántropa y soberbia.