Un recurso natural de acceso libre y respetado

J. Benito Iglesias
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Los propietarios de una finca a 1.335 metros de altitud en Villafría de la Peña han recreado un poblado montañés con 15 edificaciones ampliadas cada año que atraen a cientos de familias

Un recurso natural de acceso libre y respetado

Un poblado como sacado de un cuento cuyos protagonistas son, sobre todo, los más pequeños. Así podría definirse el paraje conocido como los Chozos de Villafría, una instalación recreativa con acceso gratuito que han ido edificando poco a poco, con sumo detalle y esfuerzo, los propietarios de la finca Carpin de Montero con un robledal y situado a 1.335 metros de altitud.

Para llegar después de recorrer unos dos kilómetros a un entorno paridisíaco -con unas 15 edificaciones de madera y piedra que recrean estancias típicas de montaña y otras dedicadas a oficios y servicios- lo más recomendable, por una cuestión ambiental y de respeto al entorno, es acceder desde Villafría a pie, dejando el vehículo en el pueblo. El primer kilómetro es llano y al cubrirlo hay un hito que marca una bifurcación. Si se sigue recto, los últimos 500 metros tienen un desnivel de un 35%, mientras que si se gira a la derecha se recorren 600 metros más pero con una subida más liviana.

Una vez en el poblado -muy cuidado y respetado por los numerosos visitantes que van haciendo del boca a boca la mejor de las publicidades posibles- se respira vida  y la visión es espectacular con animales sueltos -eso sí hechos en madera- y construcciones que se amplían cada año. Desde ellas se observa la cola del embalse de Villalbeto que está situado a unos pocos kilómetros.

Un recurso natural de acceso libre y respetado Un recurso natural de acceso libre y respetado - Foto: DPVIDA DE MONTAÑA. La vida en los espacios de alta montaña viene marcada por una climatología adversa y las construcciones, trabajadas con mimo por los propietarios de la finca de Villafría de la Peña, se adaptan a esta circunstancia.

No faltan un pozo, un merendero al aire libre entre árboles con bancos y mesas de piedra, otro bajo una cubierta de madera, un manantial, un pequeño estanque, un puente para cruzarlo y un nido de cigüeñas.

Una palloza típica de las montañas leonesas y un hórreo de los que pueden contemplarse en Asturias o Galicia, hacen un guiño a estos territorios y el resto de edificaciones son propias de cualquier municipio de la Montaña Palentina.

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Un recurso natural de acceso libre y respetado
Un recurso natural de acceso libre y respetado - Foto: DP
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Un recurso natural de acceso libre y respetado - Foto: DP
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Un recurso natural de acceso libre y respetado - Foto: DP

Un chozo con tejado de paja y otro completamente de piedra recuerdan al los ganaderos y pastores de alta montaña. Una cabaña con escaleras construida en la copa de un árbol; una mina con vagoneta de carbón y galería interior: una cantina con todo lujo de detalles; un molino; un horno listo para cualquier asado; una fragua con todos los materiales que utilizaban los herreros; una colmena con un oso recreado a la puerta y una cochera con un modelo Mercedes de más de 100 años realzan un espacio natural que no deja de crecer en atractivos y visitas.